Científicos del proyecto INSARAP de la Agencia Espacial Europea (ESA) analizaron los datos y elaboraron un interferograma -que se utiliza para correlacionar los daños y deslizamientos de tierra después de un movimiento telúrico- del área donde se produjo el sismo en Nepal.
Ese satélite de radar es capaz de detectar movimientos del terreno mediante la comparación de las imágenes obtenidas desde la órbita de antes y después de un evento sísmico, y consiguió echar un buen vistazo a las consecuencias del temblor de 7.8 grados Richter.
Con los datos vaciados en el interferograma, colorido pero muy técnico, se obtuvo una representación del desplazamiento del terreno a consecuencia del sismo en Nepal, que devastó amplias zonas del país -incluida su capital- causando la muerte más de cinco mil personas.
La imagen, reproducida por la cadena británica de noticias BBC, confirma que un área de 120 por 50 kilómetros alrededor de Katmandú se levantó un máximo de un metro.
“Hay un pico de deslizamiento justo al noreste de Katmandú. Básicamente, contamos los ‘flecos’ de colores en el interferograma y encontramos 34, lo que se traduce en más de un metro de elevación”, explican los especialistas.
Más al norte de la capital, el interferograma indica que el suelo cedió, que es exactamente lo que se espera después de un movimiento sísmico de poca profundidad, y también muestra que la falla se rompió al este del epicentro del terremoto, no en la superficie.
Esto puede indicar que probablemente ni el gran sismo, ni las decenas de réplicas que lo siguieron, lograron liberar toda la tensión acumulada en las rocas, según los especialistas.
El interferograma fue elaborado como parte de un proyecto que lleva a cabo la ESA, liderado por investigadores de Noruega, Países Bajos y Reino Unido, con el objetivo de obtener un modelo que permita interpretar “la anatomía” de los terremotos.
La meta es entender el temblor del pasado sábado en el contexto de los acontecimientos históricos, con la esperanza de que se logren determinar las áreas de mayor riesgo de futuras rupturas a fin de preparar a la población y contribuir a la planificación de desastres.
Sentinel-1a es el primero de una nueva flota de naves espaciales a ser lanzados por la Unión Europea (UE) para monitorear la Tierra, pero el año que viene la ESA enviará al espacio a su Sentinel-lb, situación que reducirá el tiempo necesario para adquirir imágenes.