Miles de ciudadanos y militares se concentraron en la principal plaza de la capital para aplaudir los discursos de altas autoridades del Partido de los Trabajadores, el Estado y el Ejército, y loar a sus líderes, en un país caracterizado por el extremo culto a la personalidad de sus dirigentes.
A pesar de las bajas temperaturas, la gigantesca plaza aparecía abarrotada, con carteles rojos de varios metros que exponían su apoyo a los líderes y celebraban el éxito del lanzamiento del Kwangmyongsong-3 (Estrella brillante-3).
La KCNA citó a representantes de diversos estamentos del país al afirmar que el logro espacial "es un regalo de la lealtad brindado por el partido, el Ejército y el pueblo de Corea del Norte al líder Kim Jong Il", de cuyo fallecimiento se cumplirá un año el próximo lunes.
El Ejército y el pueblo norcoreanos "avanzan de forma dinámica hacia la causa justa causa", indicó la agencia, que aseguró que "poseer disuasión nuclear, un cohete portador y un satélite en funcionamiento servirán para construir un país socialista próspero y poderoso" en una Corea reunificada.
"No hay fuerza en la tierra que pueda cuestionar la decisión independiente del Songun (política consistente en dar prioridad al Ejército) de Corea en base a una poderosa garantía militar", añadió.
No obstante, el régimen norcoreano insistió a través de su agencia estatal en que la puesta en órbita el miércoles del satélite Kwangmyongsong-3 tiene fines exclusivamente pacíficos, en contra de las críticas de la comunidad internacional.
Corea del Sur, Estados Unidos, Japón y un amplio número de países consideran que el lanzamiento del cohete de largo alcance norcoreano Unha-3 que portaba el satélite encubre un ensayo de misiles balísticos que violaría dos resoluciones de la ONU.
A la espera de que se confirme el funcionamiento del satélite, el lanzamiento exitoso de Corea del Norte situaría al país como el undécimo en la historia capaz de poner en la órbita terrestre uno de estos dispositivos con un cohete propio desde su territorio.