La secta Moon, el polémico credo con influencia global y vetado en Japón

La Iglesia de la Unificación, también conocida como secta Moon, es una organización religiosa de origen coreano con influencia política global que acaba de ser vetada en Japón, dos años y medio después de que las autoridades estrecharan el cerco sobre la agrupación a raíz del asesinato del ex primer ministro Shinzo Abe.

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Miembros de la secta Moon asisten a la misa en una imagen de archivo. EFE/Jeon Heon-Kyun

La organización, cuyo nombre oficial es Federación de Familias por la Paz y la Unificación del Mundo, había estado bajo un profundo escrutinio desde el magnicidio en julio de 2022 de Abe a manos de una víctima del credo, Tetsuya Yamagami.

Este suceso conmocionó al país y dio lugar a la denuncia pública de numerosos damnificados por el culto, especialmente hijos de miembros que aseguran haber sido robados y extorsionados a manos de sus progenitores para hacer donaciones a la organización o padecer penurias económicas como resultado de la bancarrota sus padres, como en el caso de Yamagami.

El japonés declaró durante los interrogatorios que marcó a Abe como objetivo tras sus infructuosos intentos de atentar contra la dirección actual del culto y por considerar que el abuelo del mandatario y ex primer ministro nipón, Nobusuke Kishi, contribuyó a la llegada y asentamiento del grupo en Japón.

Origen coreano

El organismo fue originalmente fundado en Seúl en 1954 bajo el nombre de Asociación del Espíritu Santo para la Unificación del Cristianismo a manos de Sun-myung Moon (1920-2012), nacido bajo el nombre de Moon Yong-myung en lo que es hoy Corea del Norte.

Desde la capital surcoreana se expandiría a otros países como Japón o Estado Unidos en la década de los años sesenta.

El reverendo afirmaba ser un nuevo mesías encomendado en sueños por Jesucristo para que terminara su labor en la Tierra, lo que le llevó a cambiarse el nombre a Sun-myung (que podría traducirse por "Luz vivaz") y a soportar por su labor proselitista casi tres años en un campo de trabajo gestionado por el régimen de Kim Il-sung.

Tras ser liberado por las tropas del comando de la ONU durante la Guerra de Corea (1950-53), fundó en el Sur su credo, que añade al Antiguo y Nuevo Testamento un tercer texto obra del propio Moon llamado 'El principio Divino'.

Este credo pasaría a conocerse como Iglesia de la Unificación y posteriormente como secta Moon, después de que numerosos medios de comunicación y religiones mayoritarias comenzaran a calificarlo como tal tras levantar un emporio empresarial y establecer fundaciones por todo el mundo apoyadas por destacados políticos locales.

Para cuando un tribunal estadounidense condenó al reverendo a año y medio de cárcel en 1982 por evasión fiscal, el movimiento ya era ampliamente conocido por sus bodas multitudinarias, los grupos empresariales y mediáticos fundados por Moon o el ferviente anticomunismo que profesaban el reverendo y sus seguidores.

La desintegración de la URSS llevó a la iglesia a refundarse en 1994 bajo el nombre de Federación de Familias por la Paz y la Unificación del Mundo, a suavizar su postura política y a centrarse en la construcción de diálogo para trabajar por la paz mundial.

El mejor ejemplo de esto es la Federación para la Paz Universal (UPF), una organización en cuyos foros han estado presentes, bien de manera física o enviando mensajes de apoyo, todo tipo de políticos, desde Donald Trump a José Manuel Durao Barroso o el propio Abe.

Tras la muerte de Moon en 2012, la iglesia, que llegó a asegurar en su momento que contaba con tres millones de fieles en todo el mundo, se fraccionó debido a las disputas entre la viuda del reverendo, Ha Jak Han, y varios de los 15 hijos del matrimonio.

Amplia presencia en Japón

La rama japonesa del movimiento original, que aún lidera Han y que sigue manteniendo una doctrina en la que priman la moral conservadora y la familia tradicional, se fundó en 1959 y cuenta actualmente con unos 300,000 fieles, según la propia iglesia.

El intenso escrutinio público en Japón de la agrupación tras el testimonio de Yamagami destapó importantes conexiones entre la política nacional y el grupo, que habría estado organizando campañas de compra o amaño de votos.

El caso socavó la popularidad del entonces primer ministro, Fumio Kishida, que tuvo que llevar a cabo una criba de parlamentarios y ministros bajo sospecha de mantener lazos con la organización.

La agrupación japonesa ha sostenido hasta la fecha que no ha cometido ninguna irregularidad y en un comunicado publicado este mismo martes tras el fallo judicial sobre su estatus en Japón aseguró que apelará la decisión de forma inmediata.

La Iglesia de la Unificación se ha convertido en la tercera organización religiosa en ser objeto de tal orden en Japón, tras el culto Aum Shinrikyo (Verdad Suprema), artífice del ataque con gas sarín en el metro de Tokio de 1995, y el templo budista Myokakuji de la secta Nichiren, cuyo máximo líder fue condenado por fraude.