Philae entró en modo inactivo al agotarse su batería solar dos días después de aterrizar el 13 de noviembre de 2014 en el cometa, pero “despertó” el pasado fin de semana y se enlazó brevemente en dos ocasiones con los controladores de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Las comunicaciones, la primera justo de 85 segundos el sábado y otra aún más breve el domingo, fueron posibles por el movimiento del 67P cuya posición respecto al Sol habría permitido que su batería se recargara, aunque el frío podría impedir un buen reinicio.
Después de la segunda comunicación, los investigadores no han tenido nuevas señales de la sonda, incluso estuvieron atentos pero sin resultados hasta la noche del martes, lo cual sin embargo “no es sorprendente, debido a que las condiciones no son las ideales”.
Las apuestas entre los expertos eran 50-50 de que Philae se reactivara conforme el comenta se acercara al Sol, pero también se temía que el frío pudiese evitar su reinicio.
Los datos entrantes revelaron que Philae despertó y que lo había hecho mejor de lo que se pronosticaba, tanto en temperatura como en el estado de la batería, declaró Stephan Ulamec, del Centro Aeroespacial Alemán, cerca de Colonia, uno de los controladores de la misión.
Los científicos esperan con ansiedad comenzar los experimentos, pero primero deben tener una comunicación estable con Philae, la cual depende de una línea directa entre el módulo de aterrizaje y la nave nodriza Rosetta, actualmente en órbita del cometa.
Hasta el momento, los contactos han sido breves en comparación con los periodos de tres horas que se lograron en noviembre pasado, y con interrupciones, lo que sugiere que Philae no está en la orientación que los científicos suponían.
“Quizá el módulo se ha movido un poco, su antena no está alineada con la de Rosetta, es un mal comienzo”, indicó el equipo que intenta este miércoles cambiar la órbita de la nave nodriza para alinear las dos antenas y mejorar la comunicación.
Por ahora, Rosetta se encuentra detrás del cometa a una distancia de poco más de 200 kilómetros, pero los controladores tratan de acercarla a 180 kilómetros y mover su antena de manera que apunte hacia abajo directamente a Philae.
“A finales de esta semana esperamos realmente estar mejorando la interrupción de las comunicaciones”, añadió.
Otra de las condiciones sobre la cual los científicos también centran su atención es la temperatura de operación del módulo, que debe ser lo suficientemente cálida para encender sus instrumentos.
Suponiendo que los instrumentos sobrevivieron a los fríos, Philae comenzará por medir campos magnéticos y temperatura, después pondrá en marcha sus cámaras para ver si han cambiado las características de la superficie del 67P desde su aterrizaje hace siete meses.
Posteriormente, utilizará el instrumento de radar CONSERT -diseñado para sondear el interior del cometa- a fin de determinar su ubicación exacta, ya que cuando aterrizó en noviembre pasado rebotó dos veces y al parecer se asentó a la sombra de un acantilado.
Finalmente, Philae debe desplegar su taladro para perforar y obtener muestras de la corteza del cometa, de acuerdo con un reporte de la revista británica especializada Nature.
Con suficiente luz solar para recargar su batería, Philae tendría potencialmente más energía y más tiempo de funcionamiento que antes de entrar en hibernación, lo que significaría que ahora sería capaz de hacer experimentos más complejos.