Esa candidatura conjunta se impuso en las últimas votaciones del jurado a las del ingeniero y biofísico estadounidense Hugh Herr, la de Avelino Corma, Masatake Haruta y Gabor Somorjai, y la del físico John Pendry, conocido por sus estudios sobre la invisibilidad.
Los premiados, considerados referentes mundiales de la neurología, lograron el galardón por el descubrimiento de la regeneración de neuronas en cerebros adultos, un proceso conocido como neurogénesis, y las neuronas espejo, según explicó el jurado.
Los descubrimientos de estos tres investigadores se encuentran entre los hallazgos más importantes de la neurobiología, cambiando la forma de entender el cerebro desde los tiempos del profesor español Santiago Ramón y Cajal, Nobel de Medicina en 1906.
Además, estas investigaciones abren nuevos caminos para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson, así como para la comprensión y posible tratamiento del autismo, añadieron los miembros del jurado, que anunciaron hoy su decisión en la ciudad de Oviedo (norte de España).
Licenciado en Investigación Biomédica por la Universidad Nacional Autónoma de México, el mexicano Álvarez-Buylla trabaja actualmente como investigador y profesor de Anatomía y Neurocirugía en la Universidad de California-San Francisco (Estados Unidos).
Entre los méritos de Álvarez-Buylla destaca la identificación de los mecanismos fundamentales inherentes a la neurogénesis y las células gliales como progenitoras de nuevas neuronas, así como la migración en cadena de estas últimas a diferentes zonas del cerebro, lo que abre nuevas pistas sobre el origen de los tumores cerebrales.
Por su parte, Joseph Altman empezó sus investigaciones en 1961 en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, Estados Unidos), hasta que en 1968 se trasladó a la Universidad de Purdue (Indiana, Estados Unidos).
Altman descubrió la neurogénesis en mamíferos adultos en los años sesenta del pasado siglo, sugiriendo que las nuevas neuronas juegan un papel crucial en los procesos de la memoria y el aprendizaje, lo que apoya el concepto de plasticidad cerebral.
El tercer galardonado, Giacomo Rizzolatti, trabaja en la Universidad de Parma (Italia), donde es profesor de Fisiología del Departamento de Neurociencias de la Facultad de Medicina y Cirugía.
Rizzolatti descubrió las neuronas espejo, que se activan no sólo durante la ejecución de una acción, sino también durante la observación de la misma y que proporcionan un marco adecuado para la comprensión de los mecanismos subyacentes a la empatía emocional, imitación, comunicación y comportamiento social.
El premio, dotado con 50,000 euros (unos 70,000 dólares) y una escultura de Joan Miró, recayó el año pasado en los investigadores David Julius, Linda Watkins y Baruch Minke por sus trabajos en el campo de la neurobiología sensorial y la lucha contra el dolor.
En esta edición concurrían 41 candidaturas procedentes de Alemania, Argentina, Australia, Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, Estados Unidos, Francia, Grecia, Holanda, Italia, Japón, México, Reino Unido, República Checa, Suecia, Suiza, Ucrania y España.
Este galardón ha sido el cuarto de los ocho Premios Príncipe de Asturias que, en diferentes disciplinas, se otorgan este año.
Anteriormente, se concedieron el Príncipe de Asturias de las Artes al maestro italiano Riccardo Muti, el de Ciencias Sociales al psicólogo estadounidense Howard Gardner y el de Comunicación y Humanidades a la institución británica The Royal Society.
Creados en 1981, los premios son un acontecimiento de primer orden en España, tanto por la categoría de los distinguidos como por la composición de los jurados, y son entregados cada año en Oviedo por el príncipe Felipe, heredero de la Corona española.