El carguero ruso Progress M-13M se engancha con éxito a la Estación Espacial

El carguero ruso Progress M-13M, con más de 2,5 toneladas de suministros vitales, se enganchó hoy con éxito a la Estación Espacial Internacional (EEI), informó el Centro de Control de Vuelos Espaciales (CCVE) de Rusia.

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Fotografía facilitada por la agencia espacial rusa, Roscosmos, el pasado lunes 31 de octubre, que muestra el último lanzamiento de este año de una nave de carga Progress hacia la Estación Espacial Internacional (EEI), en el cosmódromo de Baikonur (Kazajis

La maniobra de acoplamiento, transmitida en directo por la televisión rusa desde el CCVE, se realizó en régimen automático y a la hora prevista.

La llegada a buen puerto de esta nave era crucial para la EEI y sus tres tripulantes, ya que la plataforma no recibía alimentos y combustible desde junio pasado, debido a que la anterior Progress, que debía haber llegado a fines de agosto, se estrelló poco después de su lanzamiento.

La actual tripulación de la EEI está integrada el ruso Serguéi Vólkov, el estadounidense Michael Fossum y el japonés Satosi Furukawa.

El carguero Progress llevó al laboratorio orbital un total de 2.648 kilogramos de carga, entre agua y alimentos, equipos científicos, oxígeno, combustible, medicinas y útiles de aseo personal para los inquilinos de la plataforma.

Por primera vez desde la explotación de la EEI sus tripulantes podrán disfrutar de un menú de comidas para 16 días sin que se repitan los platos -sustituirá al actual de ocho días-, gracias a una nueva batería de raciones elaborada por los dietistas.

"La nuevas raciones buscan optimizar la alimentación de los cosmonautas, romper la monotonía y evitar que se aburran de comer los mismo platos", dijo a la agencia Interfax un responsable del Instituto de Problemas Médico-Biológicos de la Academia de Ciencias de Rusia.

Como es habitual en cada envío de suministros, los tripulantes de la EEI recibieron también un pequeño cargamento de frutas y verduras frescas.

El carguero llevó al espacio un microsatélite, el Chibis-M, que él mismo pondrá en órbita dentro de unos meses, una vez que concluya su misión y se desenganche de la EEI.

El Chibis-M, con una masa de 52 kilogramos, estudiará las tormentas de rayos, con la peculiaridad de que será la primera vez que este fenómeno meteorológico se investigue en distintos espectros de radiación electromagnética de manera simultánea.