Transportada por un cohete portador Gran Marcha-7Y2, la nave despegó hacia el espacio desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Wenchang, en la sureña provincia china de Hainan, dando inicio a una misión de cinco meses de duración, reportó la agencia china de noticias Xinhua.
Ya en el espacio, la nave de carga se acoplará al laboratorio espacial Tiangong-2 - situado a 393 kilómetros sobre la superficie de la Tierra- para realizar tareas de abastecimiento, así como llevar a cabo varios experimentos científicos, entre ellos la prueba de la llamada gravedad no newtoniana.
Alrededor de 10 minutos después del lanzamiento, el carguero se separó del cohete y entró en la órbita prevista, camino a acoplarse con el laboratorio espacial chino Tiangong 2.
China planea construir una estación permanente que deberá orbitar el planeta durante al menos 10 años, por lo que el vuelo inicial de la nave de carga es importante porque, una vez establecida la estación, operará como un mensajero para ayudar a mantenerla en operación.
Sin un sistema confiable de transporte, las reservas de energía y suministros básicos de la estación se agotarían, lo que ocasionaría su regreso a Tierra antes de lo previsto.
La nave de carga mide 10.6 metros de largo, tiene un diámetro máximo de 3.35 metros y su peso de despegue es de 13.5 toneladas, lo que le permite transportar más de seis toneladas de suministros.
Tras su periplo de cinco meses, el carguero espacial iniciará un descenso controlado para desintegrarse en las capas altas de la atmósfera terrestre.
El principal objetivo de esta misión es comprobar el funcionamiento de esta nueva nave, que será necesaria para el transporte de todo tipo de suministros a la estación espacial.
Si la misión de la Tianzhou-1 resulta exitosa, China se convertirá en el tercer país, después de Rusia y de Estados Unidos, en dominar la técnica de reabastecimiento de combustible en el espacio.