Un cohete portador Vega partió este miércoles desde la base espacial de Kourou, en la Guayana francesa, con el avión espacial europeo IXV no tripulado (Intermediate experimental Vehicle). Cien minutos después amerizó en el Pacífico. Se trató del primer lanzamiento de una nave de carga europea en el año 2015.
La Agencia Espacial Europea (ESA) se proponía probar con este vuelo determinados sistemas y tecnologías que son importantes para el regreso de naves espaciales a la Tierra. En este vuelo de demostración se evaluaron técnicas para aterrizajes de precisión maniobrados con mucha exactitud.
Europa busca en este terreno autonomía espacial también en el regreso a la Tierra. Si esta tecnología finalmente resulta aplicable, "se abren para la ESA perspectivas completamente nuevas, ya que es una condición básica para las etapas de cohetes reutilizables, el traslado a la Tierra de pruebas del suelo de otros planetas y el vuelo de retorno de astronautas a la Tierra", explicó la ESA.
Estas nuevas tecnologías también podrían ser importantes en futuras misiones europeas de observación de la Tierra y para nuevas investigaciones sobre la ingravidez.
El IXV, de cinco metros de largo, se soltó del cohete tras casi 20 minutos. Tras la exitosa separación a una altura de unos 340 kilómetros sobre la Tierra, la nave de unas dos toneladas de peso ascendió todavía a hasta unos 450 kilómetros.
Durante el vuelo de descenso, el IXV debía recopilar una serie de datos. Más de 40 empresas europeas trabajaron en la misión, liderada por la italiana Thales Alenia Space.
Dos estaciones receptoras de datos en África siguieron el vuelo y le informaron de las señales que ingresaban al centro de control en Turín, en el norte de Italia.
La nave espacial amerizó en las aguas del Pacífico sur con un paracaídas de varias etapas y globos de protección. Un barco lo rescató posteriormente con una enorme grúa.
La evaluación de los datos reunidos por los sensores podría extenderse durante unas seis semanas, señaló la ESA. (DPA)