El conductor que no disponga del dispositivo -químico o electrónico- recibirá una multa de 11 euros, aunque la sanción solo empezará aplicarse el próximo 1 de noviembre.
Solo estarán exentos de portar el llamado "ethylotest", que se puede adquirir a partir de un euro, los ciclomotores de menos de 50 centímetros cúbicos que no superen la velocidad de 45 kilómetros por hora.
La medida, lanzada por el anterior Gobierno, pretende que los conductores sepan si han bebido más de lo permitido (0,5 gramos por litro de sangre o 0,25 miligramos por litro de aire expirado) antes de ponerse al volante, ya que sólo en 2011 la mezcla de alcohol y conducción se llevó la vida de 1.150 personas en Francia.
Para que el resultado sea preciso, el conductor deberá esperar 30 minutos antes de someterse al test, el tiempo que el alcohol tarda en pasar a la sangre.
Según un sondeo de Ifop publicado hoy por el rotativo "Dimanche Ouest France", sólo el 37 por ciento de los conductores declaran llevar el dispositivo en el coche, aunque la mitad de lo que no lo tienen dicen tener la intención de adquirirlo próximamente.