Las mesas tuvieron como objetivo identificar las barreras, áreas de oportunidad y de colaboración en el tópico de la electromovilidad en México y así contribuir a los esfuerzos para acelerar la acción climática en el país.
El primer foro, “Transporte limpio, oportunidades para el desarrollo económico de México”, tuvo como foco presentar los beneficios de la electromovilidad para el sector privado e identificar los retos y oportunidades para una transición factible y oportuna.
La discusión contó con 86 participantes y se dividió en dos bloques: el primero, “El sector privado como catalizador del transporte limpio”, abordó tópicos como la cadena de valor de la electromovilidad, una presentación de la iniciativa EV100 y las experiencias internacionales y locales en carga y en la transición a flotas eléctricas; mientras que el segundo, “Construyendo rutas para electromovilidad en México”, consistió en un diálogo multi-actor guiado por preguntas detonadoras relativas a los distintos intereses del sector, así como las preocupaciones y diversos retos que enfrentan.
Corin Robertson, embajadora del Reino Unido en México, realizó un llamado a reconstruir las naciones de mejor manera durante la pandemia, y aseguró que la movilidad eléctrica traería grandes beneficios en la lucha contra el cambio climático.
Cuando hablamos de electromovilidad hablamos de reducir emisiones, pero hablamos también de otros temas que impactan en la calidad de vida de las personas
“Las empresas tienen un papel crucial para impulsar esto. Las empresas que poseen grandes flotas pueden contribuir al comprar flotas limpias”, explicó la embajadora.
Adriana Lobo, directora ejecutiva de WRI México, aseveró que México no alcanzará sus metas climáticas sin la electromovilidad, e indicó que su adopción representa también una oportunidad para el país dada su importancia en el sector automotriz.
“Cuando hablamos de electromovilidad hablamos de reducir emisiones, pero hablamos también de otros temas que impactan en la calidad de vida de las personas, como el tema de la calidad del aire. Vemos esto como una oportunidad de un cambio estructural. Para lograr ese gran cambio de modelo cada uno tiene su rol: el gobierno nacional, el sector energético, la industria mexicana automotriz y los gobiernos subnacionales, pues toda la competencia en términos de regulaciones de transporte público está en manos de gobiernos estatales, por ejemplo”, dijo Lobo.
Por su parte, John Murton, enviado de la COP26 del Reino Unido, dijo que el debate sobre vehículos cero emisiones hace poco sentido si no se combina con fuentes de energía renovables, y contó cómo estas energías han avanzado en el Reino Unido de manera dramática en los últimos 20 años.
“La transición a este tipo de vehículos es necesaria para que podamos cumplir con nuestras metas del Acuerdo de París… una medida que nos ayudaría a acelerar este proceso es establecer metas de reducción de emisiones más ambiciosas, y dividir esas metas en otras más pequeñas y próximas”, aseguró.
Los panelistas señalaron en que el transporte es la segunda causa de emisiones a nivel global y la primera en México, por lo que, dijeron, es imperante promover modelos de desarrollo urbano y de transporte que sean bajos en emisiones, y en ese sentido la movilidad multimodal es una excelente opción.
Asimismo, los asistentes coincidieron en la necesidad de apostar a un nuevo modelo que comprenda el reordenamiento del territorio y la creación de un nuevo ecosistema que comprenda fuentes renovables de energía y a todos los nuevos actores que serían necesarios para implementar la electromovilidad en flotas, en el transporte público, y en el transporte privado particular. También destacaron los impactos del cambio climático en la salud de la población, particularmente por su impacto en la calidad del aire.
El segundo foro, “Transporte limpio: oportunidades para el crecimiento verde y el bienestar social”, se centró en identificar el estatus actual de la movilidad eléctrica en México, mapear los riesgos, e identificar las oportunidades y retos para su implementación, y reunió a expertos, a representantes del gobierno federal, de gobiernos locales, y del sector privado.
“Este es verdaderamente el año, el momento. Ahora todo el mundo habla de lo mismo, porque tiene sentido. Estamos listos, todos están listos. Ahora es el momento de tener este diálogo sobre cómo todos los incentivos, regulaciones y políticas pueden alinearse en México, y luego sobre cómo México puede alinearse con sus socios internacionales alrededor del mundo para que el país haga su parte (en acción climática)”, aseguró Nick Bridge, enviado especial para cambio climático del Primer Ministro del Reino Unido.
La discusión se dividió en tres bloques. El primero, “Beneficios de la electromovilidad para el crecimiento económico y el bienestar social. Estatus en México”, proveyó un panorama general de la movilidad eléctrica y de su cadena de valor, así como de su estatus en el país.
El segundo bloque, “Experiencias hacia la electromovilidad y aprendizajes”, contó con la exposición de experiencias locales en transporte público eléctrico, con la participación de dos empresas que hablaron sobre autos ligeros y flotillas eléctricas, y con la participación de Ryan Sclar, investigador asociado en electromovilidad de WRI, y de Jacqui Murray directora adjunta de Faraday Battery Challenge, Innovate UK. El último bloque consistió en un diálogo multisectorial sobre cómo crear una cadena de valor de la electromovilidad en México.
Los panelistas coincidieron en que las principales barreras para escalar la electromovilidad son las barreras institucionales, como la falta de un marco legal claro; las financieras, tales como la falta de incentivos y de esquemas de financiamiento que hagan a los proyectos bancables, y las de infraestructura, que tienen que ver, por ejemplo, con contar con la infraestructura y planeación que permita una recarga eficiente de los vehículos.
“El éxito de la implementación está supeditado a superar ciertas barreras – barreras a la entrada: infraestructura más costosa, características de la tecnología; barreras institucionales y organizacionales como modelos de contratación no adecuados, recursos (técnicos, financieros), resistencia al cambio… También se requiere del diseño de una política pública exitosa. Asimismo, para este proceso se ha detectado una combinación de actores clave, no sólo el sector privado y público, sino también la industria, la academia, actores internacionales, etc., porque es un tema multidimensional”, explicó sobre ese punto Fernando Páez, director de movilidad urbana de WRI México.
Los panelistas también destacaron la necesidad de un diálogo cercano entre el sector privado, el sector público y el sector transporte para atender las preocupaciones particulares de este último, pues, aseguraron, la transición a este modelo no puede realizarse por decreto.