General Motors indicó en un comunicado que "Saab seguirá cumpliendo las garantías a la vez que proporcionará servicios y recambios a los actuales propietarios de Saab en todo el mundo".
El presidente de GM en Europa, Nick Reilly, afirmó que "a pesar de los esfuerzos de todos, es evidente que la auditoría legal para completar esta compleja transacción no podría ser ejecutada en un tiempo razonable. Para poder mantener sus operaciones, Saab necesitaba una rápida resolución".
Reilly añadió que "esto no es una quiebra o un proceso de liquidación forzado. Por lo tanto, esperamos que Saab satisfaga sus deudas incluidos los pagos a proveedores y reduzca paulatinamente su producción y canal de distribución de forma ordenada".
Tras salir de la quiebra a principios del verano, General Motors anunció su intención de desprenderse de Saab (además de las marcas Saturn, Hummer y Pontiac) como parte de su proceso de reestructuración.
Tras meses de negociaciones con el fabricante de autos deportivos Koenigsegg, General Motors dijo en noviembre que las negociaciones habían fracasado y que se vería obligada a cerrar Saab a menos que llegar un acuerdo con otra empresa antes de finales de año.