Según la OMS, esos percances causan 1.25 millones de muertes cada año.
La Declaración de Brasilia, aprobada por representantes de unos 140 países, indica que a pesar de que la ONU lanzó hace un lustro la "Década de la Acción por la Seguridad Vial", la cifra de muertes por accidentes ha permanecido prácticamente estancada
El documento reitera que los gobiernos deben considerar esta situación como un problema de salud pública y subraya que el 90 por ciento de las víctimas fatales de esos siniestros se producen en los países en desarrollo.
La declaración sugiere acciones para fortalecer la gestión de la seguridad vial, mejorar la legislación y garantizar su aplicación firme y constante.
En este contexto, subraya la necesidad de que se cumplan de las leyes que combaten los principales factores de riesgo, como el uso de los cinturones de seguridad o de cascos en el caso de motociclistas y ciclistas, el consumo de bebidas alcohólicas o drogas, los límites de velocidad y los asientos especiales para niños.
Asimismo, insta a los gobiernos a endurecer las penas para quienes utilizan teléfonos móviles u otros aparatos electrónicos mientras conducen, ya que estas acciones dan lugar a distracciones que muchas veces son fatales.
El texto solicita igualmente la promoción de carreteras más seguras y el uso de medios de transporte sostenibles, y urge a los Estados a adaptar y aplicar políticas de seguridad vial que protejan a los usuarios más vulnerables de las vías de tránsito, como los niños, los jóvenes, las personas de edad avanzada y los discapacitados.