La obra, que ya fue oficialmente entregada en presencia del presidente paraguayo Horacio Cartes, es una base de 40 metros de ancho y 20 metros de altura cubierta con 200 mil cocos firmados por ciudadanos paraguayos, así como de 40 mil espigas de maíz y mil calabazas.
El retablo, en el cual además se usaron distintas clases de semillas del campo, representa la historia del país, los misioneros y los guaraníes con frutos de la tierra “porque para los indígenas la tierra es la madre de todo”, afirmó Ruiz.
El majestuoso altar, construido en Misiones, departamento del sur del país, y montado en Ñu Guasu, en el centro, implicó grandes esfuerzos pero ha recibido expresiones de admiración desde todos los ámbitos de la sociedad paraguaya.
El artista plástico aseguró que el altar elaborado especialmente para el Sumo Pontífice, quien arribará al país mañana viernes, es mucho más especial porque se trata de una obra hecha “con el cariño de todos”, expresado en los miles de cocos firmados.
Indicó que su intención fue hacer un retablo a partir de frutos de la tierra y decidió abrir su taller artístico a toda la gente que quisiera ir y tocar, porque “lo que tanto nos gusta a los paraguayos es tocar lo que nos gusta, y esa fue la experiencia de este altar”.
Explicó que el objetivo era que la mayor cantidad de personas fueran parte de este trabajo, y así surgió la idea de ofrecer cocos para que todos los interesados los firmaran, sabiendo que serían parte del altar para el Papa Francisco.
“Queríamos que dejaran sus nombres y sus mensajes en esos cocos; así se construyó este altar, con el cariño de todos. Está hecho con millones de cariños”, afirmó y subrayó que lo que más le maravilla es “ver el altar y ver que todos los cocos tienen un nombre”.
El artista plástico ha recibido una gran cantidad de comentarios positivos y expresiones de admiración por la obra, por lo que agradeció y felicitó a todas las personas que trabajaron con él.
“Me emociona mucho y no me siento merecedor de tan lindas palabras; las acepto por la gente que cultiva la tierra, por quienes en todo momento se sacrificaron mucho por este altar, por quienes con tanto cariño hicieron este trabajo conmigo”, declaró a la prensa local.
Refirió que el trabajo no fue fácil, “era estar a 15 metros de altura, sobre hierros, colocando cosas tan pesadas”, como el escudo papal que pesa unos 400 kilogramos y que debió ser sostenido y colocado en medio de la lluvia.
Koki Ruiz señaló también que todo el equipo puso especial cuidado para que el retablo, que estará al aire libre, soporte las condiciones climáticas imperantes en la región, particularmente de lluvia y vientos.
El altar estará colocado en Ñu Guasu por 15 días más después de la visita papal, prevista del 10 al 12 de este mes, para permitir que la gente pueda fotografiarlo.