El primer ministro japonés, Shinzo Abe, dirigió la ceremonia en memoria de las víctimas ante supervivientes, residentes de la ciudad y dignatarios extranjeros.
El alcalde de la ciudad, Tomihisa Taue, pidió al gobierno de Abe que responda a la creciente preocupación pública sobre la revisión reciente de la política de seguridad del país, después de que en julio el gobierno decidiera extender el papel del Ejército en el extranjero reinterpretando así la Constitución pacifista del país.
"El juramento contemplado en al Constitución de que Japón debe 'renunciar a la guerra' es el principio fundacional de Nagasaki y del Japón de la posguerra, una ciudad y un país que sufrieron la bomba atómica", dijo Taue.
El duro debate sobre las nuevas políticas de seguridad "ha aumentado la preocupación de que este principio se tambalee", señaló
La embajadora estadounidense en Japón, Caroline Kennedy, que también acudió a un evento similar en Hiroshima hace tres días, agradeció a "los ciudadanos de Nagasaki la invitación a la ceremonia y su compromiso en la construcción de un mundo más pacífico".
Tres días después del lanzamiento de la bomba atómica contra Hiroshima, Estados Unidos atacó Nagasaki, lo que obligó a Japón a presentar su rendición en la Segunda Guerra Mundial el 15 de agosto de 1945.