El jefe del Pentágono señaló que hay una serie de amenazas que representan diferentes "grados de riesgo" para Estados Unidos., entre los que mencionó la proliferación de armas y materiales "peligrosos", así como el aumento de la disponibilidad de tecnologías militares avanzadas en manos de los actores estatales y no estatales.
Hagel, que sumió su cargo el pasado 27 de febrero, describió los desafíos estratégicos y presupuestarios que enfrenta el Departamento de Defensa, en una comparecencia en la Universidad Nacional de Defensa en Fort McNair, en la que señaló que "el mundo es inflamable y complejo, y la responsabilidad de Estados Unidos es enorme".
Estados Unidos, recordó, está saliendo de una década de guerra en Irak y Afganistán, pero "la amenaza del extremismo violento persiste y continúa emanando de estados débiles y espacios sin gobierno en Oriente Medio y el Norte de África".
Hagel también hizo referencia a los ciberataques, "que apenas se registraban como amenaza hace una década", y según reconoció se han convertido en "un reto de seguridad".
Los ciberataques, advirtió, suponen una potencial amenaza para las infraestructuras principales, las redes de seguridad o el suministro energético, "con el beneficio del anonimato y la distancia".
En este contexto, subrayó la necesidad de que Estados Unidos mantenga su liderazgo internacional porque, de lo contrario, advirtió, otra potencia llenará ese vacío y "el próximo gran poder puede no usar su poder de manera responsable o juiciosa como lo ha utilizado Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial".
Entre estas amenazas también incluyó el riesgo de los conflictos regionales que puedan "arrastrar" a Estados Unidos, así como los eventuales enfrentamientos debido a la pobreza y las consecuencias inciertas de la degradación del medio ambiente.
"Estos retos a nuestra seguridad y prosperidad requieren que Estados Unidos continúe su liderazgo global y su compromiso", por eso aseguró que las Fuerzas Armadas tienen que adaptarse y ser más "flexibles" y con nuevas capacidades para enfrentar estas amenazas.
Aunque Hagel habló de la necesidad del Departamento de Defensa de "prepararse para el futuro", sin embargo, señaló que tiene que afrontar las "realidades del presente", en referencia a los recortes de presupuesto que afronta el Pentágono.
El pasado 1 de marzo entraron en vigor una serie de recortes automáticos en toda la administración, después de que el Congreso y la Casa Blanca no llegaran a un acuerdo para reducir de forma ordenada el déficit público.
El Pentágono tiene que absorber la mitad de esos recortes, 41,000 millones de dólares, para este año fiscal, que se sumarán a los 500,000 millones de dólares que ya tenía previsto reducir el Departamento durante los próximos diez años.
"Los cortes afectarán al mantenimiento y la formación, que además erosionará la preparación de la fuerza y será muy costoso recuperarla en el futuro", advirtió.
El Departamento ha recortado los viajes oficiales, el mantenimiento de instalaciones, ha congelado los contratos externos y se recortará la jornada laboral de la mayoría de los 800,000 empleados civiles, con el consiguiente recorte de sueldo.
Hagel abogó por analizar todas las opciones para ajustar el "costo" y la "eficiencia" que permita garantizar que las Fuerzas Armadas cuentan con las capacidades militares necesarias para "implementar nuestra estrategia de seguridad nacional".
"Tenemos que examinar cómo están organizadas nuestras Fuerzas Armadas y también destacar nuestros puntos fuertes", señaló.