De los 167 delegados que participaron en el minicongreso del partido en Berlín, sólo dos se abstuvieron y ninguno votó en contra. Ahora sólo falta que las bases del SPD aprueben el acuerdo. El resultado de su votación se conocerá este sábado.
"Tenemos muchos retos que afrontar", avisó Merkel ante los delegados antes de la votación, mencionando como ejemplo el cambio en el modelo energético y el abandono de la energía nuclear o la política financiera en tiempos de crisis.
Pese al apoyo mayoritario, diversos sectores de la CDU se oponen a una nueva "gran coalición". Las políticas sociales impuestas por el SPD al futuro gobierno despertaron ya el rechazo abierto del ala económica de la CDU y de las juventudes del partido.
Merkel hizo frente al disgusto de esos sectores destacando los puntos que logró imponer al SPD en el acuerdo de coalición, como la negativa a subir los impuestos a las rentas más altas y la defensa del plan de no contraer más deuda a partir de 2015.
La canciller también lamentó no poder reeditar su actual coalición de centroderecha con los liberales del FDP, que quedaron fuera del Parlamento en las elecciones. "Deseo al FDP que lo logre la próxima vez", señaló.
Merkel arrasó en las elecciones del 22 de septiembre, pero al no conseguir mayoría absoluta necesita un socio de gobierno. La salida del FDP del Parlamento y el fracaso de las negociaciones con Los Verdes la dejó abocada a reeditar una "gran coalición" con el SPD como la de su primer gobierno (2005-2009).
Los cerca de 475,000 afiliados socialdemócratas votan desde la semana pasada por correo el acuerdo de coalición negociado por ambos partidos. Si lo aprueban, SPD y CDU podrían firmar su nuevo gobierno ya el próximo lunes y Merkel asumir su tercer gobierno el martes, casi tres meses después de las elecciones.