"Nunca iba a dar positivo, nunca, no, porque el plan era muy conservador", dijo Armstrong en la segunda parte de la entrevista con la web cyclingnews.com, publicada ayer.
El estadounidense de 41 años está sancionado de por vida y perdió sus siete títulos del Tour de France cuando la USADA (Agencia Antidoping de Estados Unidos) hizo pública hace un año su investigación.
En enero y tras años de negaciones, admitió en televisión que efectivamente había tomado sustancias prohibidas durante gran parte de su carrera.
"El plan era conservador, nada arriesgado y matemático", describió el programa de doping del equipo US Postal.
Armstrong admitió que entiende que no tiene ya credibilidad y lamentó que sus mentiras alimentaran la esperanza de las víctimas del cáncer, enfermedad que él superó. "Les dio esperanzas de que la historia era perfecta. Me encantaría cambiarlo, pero no puedo".
El ex ciclista también lamentó haber sido tan agresivo con los periodistas que sospechaban de él. "Fue un tremendo error. Eso llevó a la caída y a duplicarla", dijo Armstrong, que también hizo a los medios responsables de fomentar su historia de superación: "Ellos (los periodistas) lo sabían todo, pero eran amigos de los corredores".
El estadounidense aseguró que empezó a doparse en 1995, después de que entre 1993 y 1994 llegara al ciclismo lo que él denominó un "movimiento tectónico" que elevó la sofistificación del doping en el deporte de la bicicleta.
"Sentimos que no había otra posibilidad. Por supuesto que la había, podríamos habernos ido a casa, pero sentimos que para competir a ese nivel no había otra opción".
Pese a que comenzó a doparse en 1995 y lo hizo al menos hasta su retiro en 2005, cuando ganó su séptimo Tour, aseguró que "el 99 por ciento" de su carrera no tiene nada que ver con el doping.
Arsmtrong achacó a la falta de unidad entre los corredores el hecho de que el ciclismo y no otros deportes acaparen las noticias de doping.