De acuerdo con el estudio, que se realizó entre 1.860 empleados de empresa de Italia, Francia, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos, Rusia y Japón, el 98 por ciento de los entrevistados reconoció que echa mano del humor en la oficina y el 99 por ciento afirmó que aprecia el buen humor.
En cuanto a lo que hace reír más en el puesto de trabajo, el estudio destacó que en todos los países a los empleados les gustan los juegos de palabras, y que en Italia es donde más ocurrencias se hacen sobre sexo y religión y se usan más palabrotas y gestos físicos.
Al contrario, en Alemania, Reino Unido y sobre todo en los Estados Unidos, el sexo y la religión parecen considerados como temas tabú por los empleados, que ironizan mucho sobre ellos mismos y bromean sobre las diferencias de jerarquía en el trabajo.
El comportamiento de los franceses se parece más al de los italianos, e incluso los rusos, quienes, sin embargo, ríen menos por asuntos de sexo y más por la palabrotas.
Las oficinas más tristes son las de Japón, porque allí los empleados evitan asuntos que suscitan hilaridad y sólo se divierten con los juegos de palabras.
La investigación se concentró también en los efectos, considerados muy positivos, del buen humor sobre la organización del trabajo y subrayó que, según los entrevistados, reír en la oficina levanta la moral del grupo, así como su cohesión y su motivación para lograr los objetivo prefijados.
Además, los datos publicados muestran que el liderazgo es reforzado por el buen humor y que las mujeres usan la ironía en el puesto de trabajo mucho más que en el pasado.