El G7 crecerá en el segundo semestre al ritmo al que lo hizo en abril-junio

El ritmo de crecimiento económico, que mejoró en el segundo trimestre en el G7, va a mantenerse durante la segunda mitad del año en el grupo de los siete países más ricos gracias al buen comportamiento de Estados Unidos y Japón, y a la salida de la recesión de la zona euro.

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El secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría.

Estas son algunas de las principales conclusiones del informe provisional de perspectivas publicado hoy por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que advierte de que el crecimiento se ha ralentizado en algunos grandes países emergentes, y que los riesgos continúan elevados, en particular en la zona euro.

La OCDE, que limita sus proyecciones cifradas a los países del G7 y a China, indica que la zona euro "continúa siendo vulnerable a una reiteración de tensiones financieras, bancarias y de deudas soberanas".

Advierte de que "muchos" de los bancos de los países de la moneda única están "insuficientemente capitalizados" y lastrados por sus "créditos malos", y de que, aunque ha habido progresos en la unión bancaria, se necesitan medidas para garantizar la credibilidad.

Otras amenazas que citan los autores del informe son la volatilidad de los mercados financieros y los flujos de capitales en economías emergentes o la posible repetición de los problemas para un acuerdo sobre el techo de la deuda en Estados Unidos.

La OCDE calcula que el producto interior bruto (PIB) del G7 en su conjunto aumentará a un ritmo anual próximo al 2,5 por ciento en el tercer y cuarto trimestre de 2013, muy similar al que tuvo entre abril y junio y que fue "más fuerte de lo previsto".

Las razones de esa mejora empiezan por Estados Unidos, que siguió recuperándose: su PIB progresó al 2,5 por ciento en el segundo trimestre y lo hará al 2,5 por ciento y al 2,7 por ciento, respectivamente, en los dos siguientes.

En cuanto a la zona euro, que entre abril y junio terminó con seis trimestres de recesión, la evolución también es positiva aunque de forma menos marcada.

Alemania, el mayor de sus Estados miembros, experimentará un alza anualizada del 2,3 por ciento y del 2,4 por ciento en el tercer y cuarto trimestre, tras el 2,9 por ciento en el segundo, y este año terminaría así con un crecimiento del 0,7 por ciento, tres décimas más de lo avanzado en mayo.

Francia, para la que hace cuatro meses la organización auguraba una rebaja del 0,3 por ciento del PIB en 2013, tendría una progresión finalmente del 0,3 por ciento.

Eso gracias al ritmo de incremento del 1,9 por ciento conseguido en el segundo trimestre, al que seguirán un 1,4 por ciento y un 1,6 por ciento en los dos últimos del ejercicio.

Italia, por su lado, seguirá en recesión con una caída del 1,8 por ciento en 2013, aunque el ritmo de disminución de la producción disminuye progresivamente en los cuatro trimestres: -2,2 por ciento, -1 por ciento, -0,4 por ciento y -0,3 por ciento.

Fuera de la zona euro, la OCDE anticipa para el Reino Unido un ascenso de su PIB del 1,5 por ciento este año (frente al 0,8 por ciento previsto en mayo).

Japón se quedará en el 1,6 por ciento que ya calculaban los expertos hace cuatro meses, al tiempo que Canadá llegará al 2 por ciento, seis décimas por encima de las proyecciones precedentes.

Fuera de la OCDE, sus expertos consideran que el PIB de China aumentará un 7,4 por ciento este ejercicio (en lugar del 7,8 por ciento estimado en mayo) con una subida progresiva trimestre tras trimestre: 6,6 por ciento, 7 por ciento, 7,2 por ciento y 8,1 por ciento.

Los autores del estudio subrayan que la política monetaria continua siendo "clave" para apoyar la demanda en las economías avanzadas.

Consideran que la Reserva Federal estadounidense (Fed) debe reducir "gradualmente" las compras de bonos de deuda y mantener bajos sus tipos de interés.

En cuanto al Banco Central Europeo (BCE), no tiene que descartar nuevas reducciones de tipos si la recuperación diera signos de fallar y ha de tomar "medidas adicionales" como incentivos directos a los bancos para que los créditos lleguen a la economía real.