Un grupo de astronautas se aisla en el desierto marroquí para simular un viaje a Marte

Un grupo de diez astronautas y técnicos, en su mayoría austríacos, ha simulado durante un mes un viaje y exploración en tiempo real a Marte, un experimento que han realizado al pie de las dunas del desierto marroquí de Merzuga, en el sureste del país.

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Fotografía del centro OEWF, de un integrante del grupo de diez astronautas y técnicos, que ha simulado durante un mes un viaje y exploración en tiempo real a Marte.

Esta misión, que empezó a principios de febrero y termina hoy, ha intentado imitar en la medida de lo posible lo que sería una exploración humana sobre la superficie del planeta rojo.

La tripulación, compuesta por cinco astronautas -que recibieron un entrenamiento previo físico y psicológico-, además de un técnico en telecomunicaciones, un médico y varios mecánicos especializados, ha permanecido aislada durante todo este tiempo en una superficie de 8x8 kilómetros, que ha quedado durante todo el experimento acordonada por la Gendarmería Real marroquí.

Durante el experimento, el equipo de voluntarios montó un campamento artificial dentro del cual alternan su ropa convencional con los "uniformes espaciales" que usan para manejar vehículos robóticos desarrollados específicamente para responder a las condiciones de presión en el cuarto planeta del Sistema Solar.

En sus misiones "en el exterior", los astronautas imitan al detalle la exploración en la superficie marciana con sus trajes, dentro del que permanecen durante unas tres horas de media, un periodo que puede llegar hasta 5 u 8 horas.

La experiencia ha puesto en evidencia la enorme presión física y psicológica que se sufre dentro de estos "trajes espaciales", además de la limitación de movimientos que supone para el astronauta.

Los experimentos desarrollados por el equipo de astronautas tienen que ver con la ingeniería, la astrobiología, la geofísica, la geología y las ciencias de la vida.

"Es una misión de las más grandes y complejas jamás realizadas", explicó a Efe desde Merzuga el científico Gernot Grömer, director del Foro Austríaco del Espacio (OEWF), centro que organiza y dirige esta misión en Marruecos.

Grömer aseguró que el objetivo de la misión -en la que colabora la NASA- es saber cómo se puede hacer una exploración óptima de Marte; testar los aparatos existentes, ver los posibles fallos y pensar en los instrumentos y capacidades que se necesitan para realizar un probable viaje real a Marte.

Y para imitar el tiempo real de la misión, la tripulación recibe las señales acústicas en 26 minutos desde su emisión, un retraso artificial hecho para replicar las condiciones reales actuales que impone la distancia existente entre la tierra y Marte.

Todos los datos recogidos en esta prueba se interpretan posteriormente en la base de OEWF en la ciudad austríaca de Innsbruck.

Se ha elegido Marruecos para este experimento porque tiene unas características topográficas similares al desierto de Marte, a lo que se añade otras ventajas que cita Grömer como el factor seguridad (que ha hecho excluir la "opción libia", por ejemplo) y el apoyo técnico prestado por el gobierno marroquí.

Marte, al igual que los planetas terrestres (Mercurio, Venus y la Tierra), tiene una superficie sólida compuesta de roca y metal. En el caso de Marte, su atmósfera está formada principalmente por dióxido de carbono.

"Marruecos presenta una interesante combinación geológica", indicó Grömer, quien especificó que la exploración que se lleva a cabo en esta zona -situada a unos 800 metros sobre el nivel del mar- combina las dunas de arena fina con las superficies llanas y pedregosas, estas últimas más parecidas a lo que se conoce de Marte.

Los científicos dedican especial interés a la parte rocosa de la zona, que según el centro, dispone de una diversidad de huellas microbiológicas de la era paleolítica.

De hecho, la misión ha recogido muestras de arena y rocas para ver si contienen estructura biomolecular, dejando de lado los fósiles de plantas o animales, que son muy abundantes en esta zona.

El centro OEWF, considerado líder en estos experimentos, cuenta con más de cien expertos en la materia, e incluye a expertos de 23 países de los cinco continentes.

Paralelamente a la misión de Marruecos, que cuenta también con la coordinación del centro marroquí Ibn Battuta, el centro austríaco OEWF lleva a cabo una simulación parecida en Utah, al oeste de Estados Unidos.

El "simulacro marroquí" -agregó Grömer- ha permitido ya obtener resultados "excepcionales y sorprendentes", que se negó a revelar para hacerlo más adelante en publicaciones científicas.

Los resultados de este trabajo servirán para otros posteriores, ya que como explica Grömer, los actuales materiales usados estarán seguramente superados y habrá otros muchos más sofisticados para un viaje real al planeta rojo que según él podrá hacerse realidad dentro de dos o tres décadas.

Como dijo Grömer, los experimentos llevados a cabo en Marruecos son algo así como "andar a ciegas", dado que se están usando herramientas y materiales que seguramente estarán muy superados dentro de veinte años.