Felipe Oliveira Baptista retomó las obras de creadores portugueses, como las de la artista plástica Helena Almeida, el "Libro del desasosiego", de Fernano Pessoa, o la película "Tabú", de Miguel Gomes, para crear unos diseños de "prêt-à-porter" para el próximo otoño-invierno de formas desfiguradas y movimientos rítmicos.
"Me quería concentrar en el corte, la forma y la arquitectura de la prenda para crear algo muy potente y puro", confesó el diseñador luso a Efe tras el desfile, antes de precisar que "este juego se traduce en los volúmenes y en el tratamiento de los tejidos".
En un espacio de la emblemática plaza Vendôme, Oliveira descubrió vestidos línea A, ajustados en los hombros y holgados en la parte baja, en nailon y "lúrex" ultrabrillantes que evocaban con su forma y resplandor la "austeridad y sensualidad muy latina, bastante luminosa".
Frente al monocolor, los estampados salvajes de tigres, coyotes, lobos y lechuzas se imprimieron en este particular tejido, que se contoneaba al paso sinuoso de la modelo porque, como explicó Oliveira, el objetivo era que "vibrasen y se saliesen un poco de lo habitual".
El "rock and roll" imprimió su huella en los diseños de Guy Laroche, firma que ha abierto su feminidad tradicional a un lado masculino representado por abultadas cazadoras de cortes geométricos y a materiales resistentes.
"Había fucsia y un violeta casi eléctrico: este es el lado 'rock and roll', un poco de Prince, de Jimmy Hendricks y de los Rolling Stones", detalló a Efe el modisto franco-sueco Marcel Marongiu tras el desfile celebrado en el Grand Palais.
Una colección de "prêt-à-porter" otoño-invierno brillante, gracias al "glitter" y a la pedrería, que conformó faldas y partes de arriba resplandecientes.
"Me gusta mucho el contraste entre lo duro, como un caparazón, y lo frágil, aéreo, transparente", explicó Marongiu, quien optó por el cuero, el ante y el astracán en contraposición a la seda y a la organza.
Las faldas de tubo y las blusas de manga abullonada con lazo en el cuello aportaron sofisticación a una colección que también incluyó "tops" de tiras de cuero y vestidos de rejilla.
Alexis Mabille presentó en el Palais de Tokyo su visión del próximo otoño-invierno con un "prêt-à-porter" de terciopelo, estampado de leopardo con destellos de color, "glitter" y punto.
Esta colección está inspirada en la película "The Hunger" (1983), de Tony Scott, en la que Catherine Deneuve da vida a una bella vampiresa.
"Todos somos un poco depredadores en la vida", aseguró a Efe Mabille, quien explicó que le atrajo "este lado urbano, muy activo" del filme, en el que los personajes combinan "elegancia y decadencia".
Los largos collares dorados impulsaron los tonos tierra, mientras que los pantalones de pata de elefante compartieron pasarela con los pitillo, y los largos vestidos que moldearon la silueta convivieron con los cócteles holgados de terciopelo negro con rayas dispares en blanco.
"En cuanto a los brillos, me gustan porque son en materiales cómodos y también juegan con la luz", confesó Mabille, quien en su afán por el confort defendió las prendas de punto en esta colección invernal.
El rojo sangre no podía faltar en una sinfonía vampiresca que se vistió de negro y azul noche, a la vez que daba vida a mangas de murciélago.
Las plumas, los arabescos y las rayas configuraron volúmenes y estampados originales en la colección otoño-invierno de Dries Van Noten, que se decantó por una amplia paleta de color.
Rochas articuló sus faldas en multiplicados vuelos en una colección retro de tonos pastel y delicadas flores.