Amancio Ortega aspira a que las clientas de Dior o Chanel "compren en Zara"

Amancio Ortega aspira a que "la mujer que adquiere un vestido en Christian Dior o en Chanel entre a comprar también en Zara", asegura a Efestilo el periodista David Martínez, autor de la biografía no autorizada "Zara, visión y estrategia de Amancio Ortega".

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Escaparate de una tienda de moda Zara en el centro de Madrid.

Así, el creador del imperio Inditex se hubiera quedado encantado de haber visto a la princesa Carlota Casiraghi dentro de sus tiendas Zara y Uterqüe de Madrid el pasado lunes, en plena "Milla de Oro", tras asistir a una exposición de joyas de Chanel, firma de la que es su imagen.

"Para mí, Zara representa la imagen de un pulpo, con su cerebro ubicado en Arteixo (A Coruña) y sus tentáculos repartidos por todo el mundo", confiesa el periodista, que se trasladó a esa localidad gallega para saciar su curiosidad sobre "por qué surgen tiendas Zara como champiñones en todo el mundo" y plasmarlo luego en este libro, que salió el pasado jueves a la venta.

Como Escarlata O'Hara, Ortega juró a los 12 años que su familia nunca más pasaría hambre, el día que comprobó que a su madre no le fiaban ya en la tienda de ultramarinos, y decidió dejar los estudios para trabajar como "chico de los recados" en la camisería Gala de A Coruña con tan solo 14 años, se explica en este libro, editado por Conecta.

Su afán de superación le llevó luego a trabajar en La Maja, una empresa de confección de A Coruña con tiendas situadas en los puntos más estratégicos de la ciudad, en donde aprendió a ofrecer al cliente lo que buscaba y asimiló el oficio como una esponja, hasta decidir crear su propio negocio.

Junto con su mujer, Rosalía Mera, sus hermanos Antonio y Pepita, su cuñada Primitiva, y el futuro empresario textil y amigo José Antonio Caramelo, Amancio Ortega abandonó La Maja en 1963 y creó "GOA Confecciones" para producir batas acolchadas con guata en su interior.

A sus veintisiete años, Amancio Ortega puso todo su empeño en lanzar esta bata tanto para responder a la necesidad de la mujer trabajadora, como para el ama de casa tradicional, y confeccionó diferentes modelos, como si se tratara de una "necesidad social", a un precio de 98 pesetas.

"Nosotros queríamos vender tanto como los que vendían más barato pero, por supuesto, a nuestro precio; éramos más caros que los que tenían la mayor parte del mercado, pero más baratos que los que utilizaban un tejido de la misma calidad que el nuestro", apunta el libro sobre la filosofía de Ortega en aquel periodo de su vida.

Amancio Ortega ha trasladado esta filosofía al Grupo Inditex, formado por nueve empresas, con 5.525 tiendas en todo el mundo, de las que 1.700 son de Zara, su "buque insignia", y vende un total de 900 millones de prendas anuales, para lo que cuenta con 110.000 empleados.

Considerado el quinto hombre más rico del mundo por la revista Forbes, Amancio Ortega sigue sin tener despacho, viste sin corbata, con camisa de manga larga y pantalones de pinza, y se le puede ver por los pasillos de su empresa en Arteixo, retal en mano, conversando con sus trabajadores sobre alguna cuestión para resolver o alguna idea que plantear.

"Amancio Ortega es un hombre muy celoso de su intimidad, que preferiría ser invisible, perseverante, que disfruta de sus logros, pero que sigue luchando, tozudo y al que difícilmente se le hace cambiar de opinión", recalca el periodista tras su charla con el artífice del imperio Inditex, obtenida bajo la condición de que no utilizara frases literales para su libro.

"Del mismo modo que Ortega intentó dignificar la vestimenta de la mujer española en el hogar y en el mundo laboral durante los años setenta, su próximo reto será conseguir que las mujeres de los países en vías de desarrollo participen de la moda global y se vistan de Zara", asegura Martínez.

Por tanto, el futuro de Zara pasa ahora por ser exigente en la calidad de la confección y en la selección de los tejidos, junto con las ventas por internet, "para crear una moda global con la que nutrir a los mercados emergentes, dándoles lo que ellos pidan, y eso requiere una constante inversión", recalca el periodista.