El pasado 29 de septiembre, el Miranda, el segundo satélite del país sudamericano, fue lanzado desde el centro espacial de Jiuquan, en la provincia noroccidental china de Gansu, con la misión de hacer cartografía periódica del territorio venezolano y obtener información para diferentes fines.
"Vamos a poder ver los desarrollos mineros ilegales (...) y de inmediato detener ese tipo de situaciones, además, vigilar que los desarrollos que se autoricen se estén haciendo de manera adecuada", dijo el ministro de Ambiente, Cristóbal Francisco, durante una rueda de prensa en la que se dieron a conocer las imágenes.
El ministro de Ciencia y Tecnología, Jorge Arreaza, aclaró, no obstante, que el satélite aún se está "calibrando" desde China y que en unos dos meses se podrán obtener imágenes de mejor calidad "a la medida que se van acoplando todos los sistemas".
Según el ministro de Vivienda y Hábitat, Ricardo Molina, con las imágenes que envíe el Miranda se podrá analizar la capacidad de resistencia del suelo que se destinará a construcciones y estudiar "la evolución de las ciudades".
A su vez, el ministro para la Agricultura y Tierras, Juan Carlos Loyo, destacó que el satélite se constituye en un "elemento esencial" para el desarrollo agrícola y que con estas imágenes se identificarán parcelas y canales de riego.
Para el representante del estatal Instituto Tecnológico Venezolano del Petróleo (INTEVEP), Francisco Guerra, las imágenes también serán aprovechadas por la industria petrolera "a todo lo largo de su cadena" de la producción, "desde la exploración hasta la distribución".
La puesta en órbita del Miranda estuvo a cargo de CGWIC, la única empresa china en el negocio espacial y dependiente de la Corporación Aeroespacial de China, que también construyó el otro satélite venezolano, el "Simón Bolívar", dedicado a las comunicaciones y enviado al espacio en octubre de 2008.