El consorcio Norte Energía, que se adjudicó el contrato para la construcción y operación de la que será la tercera mayor hidroeléctrica del mundo, informó que las obras fueron suspendidas por motivos de seguridad debido a que un grupo de indios y pescadores ocupó una de las áreas de la unidad.
Unos 80 manifestantes invadieron en la noche del lunes el área en que fue construida una pequeña presa provisional para desviar las aguas del río Xingú y que está ubicada próxima a uno de los frentes de trabajo en el estado amazónico de Pará.
Según el consorcio constructor, los manifestantes ocuparon los puestos de vigilancia y se apoderaron de una ambulancia y un autobús, cuyo motorista sufrió ligeras heridas.
El consorcio agregó que algunos empleados fueron retenidos brevemente por los manifestantes y que, por seguridad, se ordenó la retirada de los 900 empleados que están en el frente de trabajo conocido como Pimentel, uno de los tres en los que avanzan las obras.
"Los manifestantes indígenas se apoderaron de las llaves de los camiones y tractores y obligaron a los trabajadores a abandonar a pie el campo estratégico de trabajo Pimentel", según un comunicado de la organización no gubernamental Amazon Watch, uno de los grupos ecologistas que se opone al proyecto.
De acuerdo con esta ONG, la ocupación fue promovida por 120 indios y pescadores que amenazan con permanecer en el lugar hasta que los responsables por la construcción cumplan los compromisos que asumieron para mitigar los daños ambientales generados por la hidroeléctrica.
Según Amazon Watch, la ocupación fue decidida por una "alianza sin precedentes de pescadores y pueblos indígenas amazónicos", como los Xipaya, Kuruaia, Parakana, Arara, Juruna, y Assurini.
El consorcio Norte Energía niega haber recibido alguna reivindicación que justifique la ocupación e informó de que presentará un recurso ante la justicia para pedir el desalojo.
Los manifestantes alegan que el consorcio constructor ignoró por completo los compromisos de mitigación a los que se comprometió en julio, cuando llegó a un acuerdo con otro grupo de manifestantes que igualmente ocupaba las obras.
Amazon Watch citó igualmente "el incumplimiento de la mayoría de los condiciones legales relativas a la construcción de la presa, la falta total de diálogo con los pescadores locales y la amenaza inminente de inundación a gran escala de áreas próximas a la ciudad de Altamira".
Belo Monte, cuyas obras también han sido paralizadas en otras ocasiones por decisiones judiciales, comenzó a ser construida en marzo del año pasado en la localidad de Altamira, en el estado norteño de Pará.
Al proyecto, que alcanzará el máximo de 11,233 megavatios de generación eléctrica en las épocas de mayor crecida del río Xingú, se oponen las tribus indígenas y los movimientos ecologistas, que alegan que la obra tendrá un impacto irreversible en la Amazonía.