El informe anual presentado por la organización hoy en El Cairo resalta un aumento de la censura gubernamental y de las amenazas a los periodistas mediante las nuevas tecnologías.
Además, señala que al menos 46 periodistas fueron asesinados en 2011 en todo el mundo, por lo que la tendencia se mantiene elevada al igual que el año anterior, cuando se registraron 44 fallecidos.
El CPJ no descarta que ese número pueda crecer porque están investigando otras 35 muertes del año pasado para determinar si estuvieron relacionadas con la labor periodística.
El subdirector del CPJ, Robert Mahoney, destacó a Efe que el peor país para ser periodista sigue siendo Pakistán por segundo año consecutivo, ya que es el lugar donde se registraron más asesinatos, siete en total.
No obstante, precisó Mahoney, la situación ha empeorado especialmente en Oriente Próximo, donde al menos 19 periodistas murieron ejerciendo su labor en 2011, frente a los seis de 2010.
En ese sentido, las revueltas populares y el surgimiento de nuevos medios de comunicación en los países árabes no han estado exentos del control de la información por parte de las autoridades y de los asesinatos de periodistas.
Por otra parte, la organización identificó a 179 escritores, editores y fotoperiodistas encarcelados a fecha del 1 de
diciembre de 2011 en el mundo, un aumento del 34 por ciento respecto al año anterior, según el informe.
Irán ostenta el récord de detenciones, con 42 periodistas presos, debido a la campaña de intimidación contra la prensa que comenzó hace más de dos años tras las elecciones presidenciales.
En cuanto al control gubernamental de las tecnologías, Mahoney puso de ejemplo los cortes de internet y de telefonía móvil durante la revolución que obligó a renunciar al presidente egipcio Hosni Mubarak en febrero de 2011.
En Siria, escenario de una rebelión contra el régimen de Bachar al Asad, al menos cuatro periodistas perdieron la vida desde comienzos de este año 2012.
Las autoridades sirias han reclutado técnicos para utilizar correos o virus para espiar y perseguir a los informadores, así como para atacar sitios electrónicos y controlar la difusión de todo tipo de datos.
Este grupo de piratas conocido como el Ejército Electrónico Sirio tortura a los periodistas para obtener las contraseñas de sus cuentas en las redes sociales como Facebook y acceder así a su información personal y a la de otros contactos, agregó el responsable del Comité.
En general, las amenazas a los periodistas también pueden llegar a través de llamadas telefónicas o correos electrónicos, o de forma "más gráfica", introduciendo una bala en un sobre, describió Mahoney.
Frente a estos ataques contra la prensa, Irak lidera la lista de los países que menos los combaten, seguido de Somalia, Filipinas, Sri Lanka y Colombia.
En América Latina, el narcotráfico y el crimen organizado también han empeorado la situación de los periodistas en México o Brasil, al tiempo que crecen las presiones gubernamentales por el control de la información.
Las luchas entre los gobiernos y los grupos de comunicación privados siguen patentes en países como Venezuela, Ecuador o Nicaragua, todos ellos con una fuerte polarización política y con fuertes inversiones estatales en todo tipo de medios.
"Nunca ha sido fácil ser periodista", concluyó Mahoney, quien subrayó que actualmente las nuevas tecnologías son una ventaja para los periodistas, capaces de difundir lo que ocurre en tiempo real, y al mismo tiempo un inconveniente, cuando pasan a las manos de los gobiernos, deseosos de que impere el silencio informativo.