El Carnegie Hall estrena el excepcional piano curvo concebido por el uruguayo Viñoly

El 'Maene-Viñoly Concert Grand' hace su debut en los escenarios de Nueva York de la mano de la Orquesta de Filadelfia y la Fundación Viñoly, en un concierto conducido por Yannick Nézet-Séguin para homenajear la vida y obra del uruguayo, que falleció el pasado marzo.

El reconocido arquitecto, que ideó algunos de los edificios más icónicos de Nueva York -entre ellos un rascacielos de 425 metros ubicado en Park Avenue-, también era un reconocido pianista y tenía una gran fijación por el diseño de los instrumentos musicales.

Su pasión por la música (tenía ocho pianos) lo llevó a codearse con reconocidos artistas como Daniel Barenboim y Marta Argerich, con los que debatía sobre las exigencias físicas y las dificultades prácticas de tocar algunos instrumentos, principalmente el piano.

A raíz de estas conversaciones, Viñoly pensó que la forma más práctica de facilitar el trabajo del pianista era curvar el teclado del instrumento, de manera que se adaptara ergonónicamente al movimiento natural de los brazos del intérprete.

De esta forma, el arquitecto uruguayo se unió al experimentado luthier Chris Maene y a los investigadores Renzo Pozzo y Henriette Gartner para determinar el arco ideal del teclado.

El proyecto del piano ideal duró seis años, y para su construcción Viñoly y Maene tuvieron en cuenta las opiniones de otros técnicos expertos en este instrumento y de artistas como Emanuel Ax, Daniel Barenhoim y Stephen Hough.

El resultado fue un éxito, pues la disposición radial del teclado, que se extiende a las cuerdas sobre una caja de resonancia mucho más grande, aumenta la capacidad del instrumento en los matices, la claridad y la potencia, como explica la propia empresa de Viñoly en su página web.

El espectáculo musical de hoy en Carnegie Hall, que además es el primer evento organizado por la Fundación Viñoly, contará con la actuación de los músicos Itzhak Perlman, Isaiah J. Thompson Trio y Jonathan Biss.