Antes del estallido de la guerra, recuerda el mismo medio, Credit Suisse era conocido por sus vínculos con clientes rusos, lo que le llevó a administrar más de 60,000 millones de dólares, que le reportaron unos ingresos anuales de entre 500 y 600 millones de dólares.
Si bien, en mayo de 2022, cuando en teoría dejó de prestar servicios a este colectivo, tenía alrededor de 33,000 millones de dólares, un 50 % más que UBS, el banco que con el apoyo de los supervisores helvéticos integrará Credit Suisse.
El año pasado, explica Bloomberg, el Departamento de Justicia de Estados Unidos puso en marcha un grupo de trabajo para hacer cumplir las sanciones a los oligarcas que considera aliados políticos del presidente de Rusia, Vladímir Putin.
Estados Unidos, al igual que Europa, procedió a incautar una serie de bienes propiedad de estos millonarios, entre ellos yates, aviones privados y propiedades de lujo.
Pero además el Departamento de Justicia estaría investigando la colaboración de distintos banqueros para evitar las sanciones de sus clientes rusos, lo que podría enfrentar a las entidades a sanciones graves por violar las leyes de Estados Unidos.
En 2014, BNP Paribas acordó pagar casi 9,000 millones después de declararse culpable de procesar transacciones para entidades sudanesas, iraníes y cubanas sancionadas por Estados Unidos.
En 2019, Standard Chartered Bank aceptó pagar más de 1,000 millones de dólares para resolver una investigación del Departamento de Justicia, en la que un exempleado de la entidad se declaró culpable de conspirar para violar las sanciones de EEUU.