En su informe anual sobre los grupos que propagan el odio en el país, la ONG Southern Poverty Law Center (SPLC), que sigue el rastro de más de 1,600 grupos extremistas en EE.UU., alertó de que está "sonando la alarma" de que la "democracia está bajo amenaza".
Así lo manifestó Susan Corke, directora del Proyecto Intelligence de SPLC, en una teleconferencia en la que se presentó un reporte que asegura que el menor número de estos grupos sugiere que las "ideas extremistas que los movilizan ahora operan más abiertamente en la corriente política principal".
"Las creencias reaccionarias y racistas que impulsaron a una turba al Capitolio ese día (6 de enero de 2021) no se han disipado. En cambio, se han fusionado en un movimiento político que ahora es una de las fuerzas más poderosas que dan forma a la política en Estados Unidos", advierte el informe.
MENOS, PERO MÁS INFLUYENTES
En 2021, el SPLC documentó 1,221 grupos extremistas antigubernamentales y de odio activos en todo Estados Unidos.
Después de alcanzar un máximo histórico de 1,021 en 2018, el número de grupos de odio cayó por tercer año consecutivo hasta situarse en los 733 el año pasado, mientras que el de los grupos antigubernamentales también cayó de 566 en 2020 a 488 en 2021.
Pero esa menor cantidad no los hace menos peligrosos para SPLC, sino todo lo contrario, como demuestra lo ocurrido cuando una turba de seguidores del expresidente Donald Trump (2017-2021) irrumpió en el Capitolio cuando se celebraba una sesión conjunta de las cámaras para ratificar la victoria del demócrata Joe Biden en los comicios de noviembre anterior.
Cassie Miller, analista de SPLC, insistió en esa fortaleza de buena parte de estos grupos, que tienen "conexiones" con los republicanos y su teoría conspirativa del "gran reemplazo", de que la población blanca está siendo sistemáticamente sustituida por inmigrantes de color, forma parte del discurso de políticos y medios.
Como ejemplo señala a Tucker Carlson, presentador del programa de noticias por cable más visto del país, en Fox News, donde promovió esa teoría de extrema derecha y que estuvo detrás de ataques como el de agosto de 2019 en El Paso (Texas), donde un seguidor de Trump mató a 22 personas, muchas de ellas de origen mexicano.
LA POLÍTICA LOCAL EN LA MIRA
Porque para SPLC ese tipo de mensajes y grupos que propagan el odio ya no están tan ocultos, sino que además se manifiesta también en los Gobiernos estatales y locales, donde las organizaciones de extrema derecha, denuncian, intimidan en reuniones incluso de las juntas escolares o concejos municipales en todo el país.
"Como resultado, los servidores públicos han experimentado una ola de amenazas que probablemente continuarán a medida que el país se acerca a las elecciones intermedias de 2022", señala el informe.
Uno de los grupos que han cambiado su estrategia "por temor a atraer la atención de las fuerzas del orden" y han "bajado" al ámbito local es el de los Proud Boys, cuyo líder, el estadounidense de origen cubano Enrique Tarrío, fue encausado este martes por conspiración en el caso del asalto al Capitolio.
En 2021, SPLC documentó 72 capítulos activos de Proud Boys en todo el país, frente a los 43 del año anterior, organizaciones a nivel local que tienen un "impacto real en las comunidades y los funcionarios locales, que son objeto de amenazas y hostigamiento".
Esa influencia ha quedado patente, según la ONG, en los ataques a los planes de estudios escolares, los intentos de prohibir libros que abordan la raza y la sexualidad o las medidas para combatir la pandemia de la covid-19.
DEMOCRACIA EN PELIGRO
Todo ello crea, según la analista de SPLC Rachel Carroll Rivas, un "peligroso ambiente" que amenaza la democracia y que para Corke obligan a las autoridades a "mejorar la respuesta" ante estos peligros.
Coincidió con ella el congresista demócrata Jamie Raskin, que forma parte del comité que investiga el asalto al Capitolio.
Raskin dijo en la teleconferencia que es necesario "descubrir las debilidades" del sistema para que estos grupos no sigan avanzando en su objetivo de acabar con la democracia, algo que "casi se perdió" el 6 de enero de 2021.
Ese suceso fue un reflejo del papel que la "violencia del nacionalismo blanco y el extremismo están jugando están jugando y (cómo están) afectando en la opinión pública y la política nacional".