Los demócratas y republicanos en el Senado confiaban en anunciar este jueves un acuerdo para un nuevo plan que mitigara parte del daño causado a la economía por la pandemia, que sería el segundo que aprueba el Congreso este año y estaría valorado en casi 900,000 millones de dólares.
Sin embargo, los desacuerdos continuaban este jueves, y McConnell aseguró en el pleno del Senado que los senadores no descansarían este fin de semana si no llegaban antes a un arreglo sobre el tema.
"Vamos a quedarnos aquí mismo hasta que acabemos, incluso si eso significa trabajar durante el fin de semana, lo cual es muy probable", dijo el líder republicano.
El objetivo de los legisladores era vincular ese paquete de estímulo a un nuevo plan de financiación de los gastos del Gobierno por valor de 1.4 billones de dólares que los legisladores deberían aprobar antes de la noche de este viernes, cuando expira el plazo para evitar el cierre de la Administración federal.
No obstante, McConnell insinuó que los legisladores podrían aprobar una medida de gasto temporal, que según su "número dos", el senador John Thune, duraría "entre 24 y 48 horas", para financiar a corto plazo la Administración mientras alcanzan un pacto sobre el plan de estímulo.
"Si necesitamos extender la fecha límite de fondos del viernes antes de que pueda aprobarse en ambas cámaras la legislación final, espero que la extendamos durante un plazo muy, muy corto", afirmó McConnell.
Según varios medios, el borrador del nuevo paquete de estímulo incluye una nueva ronda de cheques o transferencias directas de dinero a los ciudadanos con menos ingresos del país, por un monto de unos 600 dólares, la mitad del valor de los que se enviaron en virtud del primer rescate, aprobado en marzo.
También contendrá dinero para la distribución de la vacuna de la covid-19, subsidios de 300 dólares a la semana para los desempleados y unos 330,000 millones de dólares para conceder préstamos a los pequeños negocios.
No obstante, el paquete dejará fuera los 160,000 millones de dólares en financiación para los gobiernos estatales y locales, que estaban incluidos en la propuesta que los demócratas respaldaron por valor de 908,000 millones de dólares a principios de este mes.
El plan es, por tanto, mucho menos ambicioso que el rescate aprobado en marzo pasado por el Congreso, valorado en 2.2 billones de dólares y que fue el mayor de la historia del país.