El Pontificio Consejo de la Cultura presentó este jueves una alianza estratégica con la compañía farmacéutica estadunidense NeoStem, encaminada a promover el estudio del impacto filosófico y ético de la exploración con células estaminales.
Según el presidente de ese organismo vaticano, Gianfranco Ravasi, se trata de un nuevo mensaje de parte de la Sede Apostólica que pretende superar el simple juicio negativo de la Iglesia respecto de la manipulación de las células embrionales.
Actualmente la doctrina católica se opone a la destrucción con fines científicos de embriones humanos, de cuyos restos se toman las células estaminales embrionarias y a las cuales se les atribuye un superlativo poder, tanto curativo como de regeneración.
Por otro lado no condena los experimentos con células estaminales adultas que pueden ser extraídas de diversos puntos clave del cuerpo humano y contienen también propiedades de sanación.
Durante una conferencia de prensa Ravasi reveló que la alianza estratégica pretende conjugar la visión antropológica cristiana (contraria al uso de los embriones) con la exigencia de terapias por parte de las personas que padecen sufrimientos.
Como resultado de la colaboración entre El Vaticano y NeoStem se convocó al simposio internacional “Células estaminales adultas: ciencia y el futuro del hombre y la cultura” que tendrá lugar en Roma del 9 al 11 de noviembre próximos.
En esos tres días expertos médicos, científicos, políticos, estudiosos y prelados analizarán la actualidad en la investigación con células madre adultas.
El congreso incluirá un debate entre especialistas favorables al uso de embriones humanos y otros defensores de la alternativa adulta. Empero “nosotros no lanzamos un reto a nadie, ninguna administración o gobierno”, advirtió uno de los organizadores.
Al respecto Robin Smith, directora ejecutiva de NeoStem, reveló que actualmente el número protocolos médicos aprobados que se basan en investigación con embriones humanos es igual a cero, mientras las terapias con células adultas ya están disponibles en los hospitales.
“Estos descubrimientos tienen el potencial de aliviar el sufrimiento humano mediante la apertura del poder del cuerpo. Pero lo más importante, podemos hacer todo esto sin destruir otra vida humana”, indicó.
Por su parte, Tomasz Trafny, responsable del departamento “Ciencia y Fe” del Pontificio Consejo de la Cultura, insistió que la investigación sobre las células estaminales adultas ha llevado a resultados muy concretos.
Advirtió que existe confusión sobre las posibilidades que ofrecen los diversos protocolos médicos particulares, dando demasiado valor a las células embrionales.
“(Las células adultas) no sólo no crean problemas éticos sino que tampoco comportan problemas estrictamente biológicos, no causan degeneración cancerígena, no ponen en riesgo al paciente, no provocan rechazo u otra tipología de problemática”, explicó.
“En ocasiones se ve a la Iglesia como la que va detrás de la ciencia, con esta iniciativa vamos a indagar en las tendencias del futuro y considerar las preguntas que vendrán sobre el ser humano, los límites de la técnica; preguntas científicas y teológicas”, apuntó.