"Ya no seremos el Norte rico, si todo el Sur cae. En las circunstancias actuales, esto es una forma errónea de ver las cosas. Esto es como un hombre sano arrollado por una avalancha. De nada servirá que esté sano". Esta afirmación de Nout Welling, expresidente del banco central holandés (DNB), resume la visión de muchos economistas holandeses.
Pero, a menos de un año de las elecciones generales en los Países Bajos pocos políticos holandeses se atreven a contrariar la dura postura de Rutte y Hoekstra contra la emisión de coronabonos y el acceso de países afectados por el coronavirus a fondos del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo de rescate de la eurozona.
En la oposición, el senador socialdemócrata Ruud Koole explica a Efe que Rutte "mantiene una posición demasiado dura", cuando "debería mostrar más empatía y solidaridad con países como España e Italia porque ahora estamos todos en un mismo barco", pero sabe que, si el Gobierno acepta las exigencias del Sur, daría "alas" a los euroescépticos en casa.
Foro para la Democracia (FvD) ya se convirtió el año pasado en el partido más grande del Senado holandés, y Partido por la Libertad (PVV) ocupa, desde 2017, la segunda posición en el Parlamento, solo por detrás de los liberales de Rutte.
"La estrategia de Rutte es, probablemente, una combinación de experiencias durante la última crisis financiera y las consideraciones electorales; el miedo al crecimiento del populismo de derechas, pero necesita explicar a los votantes que no se puede esperar solidaridad de otros países, sino ser solidario tu mismo", subraya el socialdemócrata Koole.
El analista político Diederik Brink asegura a Efe que los ataques que llegan desde Portugal, España o Italia son "una disputa pública entre líderes europeos que ayuda a Rutte en la política interna", pero también a Hoekstra, que se posiciona como futuro cabeza de lista de los demócratas-cristianos en las próximas elecciones, contra el propio liberal Rutte.
Nout Welling, que también presidió el Comité de Basilea (BCBS) de autoridades de supervisión bancaria, opta por dejar la política de lado porque el coronavirus es "una amenaza tan grande para la economía mundial, que las medidas de largo alcance están justificadas".
Considera que el MEDE es "una forma engorrosa" y "la cantidad disponible allí es demasiado pequeña" para esta crisis: "Creo que deberíamos comenzar a emitir coronabonos a gran escala. El mercado debería estar dispuesto a asumirlo con condiciones aceptables", dijo Welling a la radio holandesa NPO 1.
Además, advierte de que, si países como Italia o Grecia alcanzan índices de deuda muy altos que no pueden pagar, al término de la pandemia se asomará de inmediato una nueva crisis económica, y "entonces la supervivencia de la Unión Europea estará en peligro directo".
El sucesor de Welling y actual presidente del De Nederlandsche Bank, Klaas Knot, también se distancia de Rutte y, en una entrevista con el diario NRC, consideró "deseable una respuesta europea a la crisis", porque el coronavirus es "una prueba para la eurozona" que hace que "la solicitud de solidaridad sea extremadamente lógica".
En general, en el espectro político, consideran que Países Bajos será uno de los que pagará en última instancia las deudas española e italiana si se activan esas dos herramientas y, además, al asegurar que este país tiene las suficientes reservas para hacer frente a esta crisis, Holanda no prevé beneficiarse ni del MEDE ni de los coronabonos en el futuro.
Por eso, Hoekstra pidió a la Comisión Europea que investigara por qué algunos países no habían reformado sus economías durante los últimos años, en busca de la "disciplina presupuestaria", como hizo Holanda desde 2012, con medidas impopulares como la subida de la edad de jubilación y del IVA, o la bajada de la deducción de interés hipotecario.
Las críticas se dirigen en especial a Italia, a la que el diario holandés De Volkskrant acusa de ser "egoísta" y de tener "motivos poco altruistas" para abogar por los eurobonos, a los que recurre, dice, porque "financian su deuda de forma más barata", y lamenta que solo recurra a la UE para pedir "rescate en tiempos de crisis", mientras ha sido euroescéptica durante los últimos años, negándose a cooperar con Bruselas en asuntos como los migratorios.
Pero el socialdemócrata Koole recuerda que la del Covid-19 es "una crisis externa al sistema económico", lo que hace que difiera de la crisis de 2008, y solo siendo "más flexible" en la aplicación del MEDE y los "coronabonos", Países Bajos podría "continuar exigiendo dentro de la UE que otros países también necesitan hacer reformas económicas a largo plazo".