Trajes típicos de países islámicos como Pakistán, Afganistán, Siria o Túnez, junto a diseños modernos y trabajos de diseñadores europeos de Francia, Italia y España, se dieron cita en la octava edición del Festival Fajr de Moda, celebrado este año entre el 14 y el 17 de febrero en la ciudad portuaria de Chabahar.
"El objetivo principal de organizar el festival en Chabahar es introducir en los mercados internacionales los diseños y el tejido con agujas baluchi, que son parte de la historia y la cultura de la región de Sistán y Baluchistán", explicó a Efe Abdolrahim Kordí, uno de los impulsores del evento.
Kordí, director ejecutivo de la zona libre de Chabahar, señaló que la mayoría de los países que participan en el festival han seguido "ese enfoque" de inspiración tradicional, y expresó su esperanza de que gracias a los talleres desarrollados se puedan en un futuro comercializar trajes realizados en común.
La ropa de la etnia baluchi, repartida entre Irán, Pakistán y Afganistán, se caracteriza por túnicas hasta la rodilla y pantalones, generalmente de color blanco en el caso de los hombres, y con vistosos colores y ricos bordados, en el de las mujeres.
Una de las diseñadoras baluchi, Zahra Riguí, de 38 años, comentó a Efe que tienen unos 70 tipos de bordados de aguja y con cuentas y que trabajan también con hilos de oro, plata y seda.
"Este tipo de festivales son muy útiles porque tenemos el potencial de trabajar también sobre ropa moderna", dijo Riguí, quien ha incluido algunos de sus bordados incluso en corbatas.
Inspirado en la moda baluchi, la firma iraní Tare Aval exhibía un vestido de novia con cortes de triángulos y rectángulos en el corpiño y en la falda, en su línea de emplear tejedoras antiguas y estilos tradicionales combinados con modelos actuales.
Para la diseñadora y actriz Setare Eskandarí, el evento puede "fortalecer la cultura local y dar a conocer la diversidad de los tejidos de aguja baluchis".
Eskandarí detalló que la mayoría de los diseños expuestos son "una combinación de estilo islámico y local" para cumplir con el patrón de vestimenta de Irán, donde las mujeres deben cubrirse todo el cuerpo y es obligatorio el uso del "hiyab" o velo.
"Creo que para nuestro país, considerando las normas existentes, lo mejor es diseñar ropas cuyo origen se remonta a los tiempos del pasado o a la cultura de diferentes etnias, pero con diseños redefinidos y adaptados a los gustos de los jóvenes de hoy en día", subrayó.
Una idea similar es la base del trabajo de la diseñadora tunecina Leila Akik, quien siguiendo el requisito de la organización de usar un estilo islámico trajo a Chabahar vestidos que son todavía utilizados en Túnez en ocasiones especiales como las bodas.
"He elegido la vestimenta tradicional tunecina pero le he hecho unas pequeñas modificaciones para que sea más moderna", explicó a Efe Akik, detallando cómo convirtió un chaleco en un caftán o cómo sus trajes pueden ser combinados con vaqueros.
No tuvo que seguir, sin embargo, los códigos islámicos la diseñadora francesa Sylvie Facon, a quien invitaron al festival después de que participara recientemente en un taller de moda en Irán.
Su representante, Corinne Keller Gassert, destacó el "estilo original" de Facon y su gran imaginación, inspirada en la naturaleza, la pintura prerrafaelita y en autores como Gustav Klimt.
Uno de los vestidos recreaba el famoso cuadro de "El Beso" de Klimt y, en este caso, sí hubo que efectuar cambios, al ser tapada con una tela de encaje una de las figuras decorativas que estaba desnuda.
Así se adaptaron a las normas iraníes, que tampoco permiten los desfiles, imprescindibles en festivales de moda de otros países.
La mayoría de los diseñadores extranjeros entrevistados por Efe lamentaron que esta limitación dificulta mostrar los diseños en todo su esplendor, mientras que los iraníes expresaron su esperanza en que poco a poco haya una mayor libertad y apertura en el sector.