En declaraciones a la prensa, el sacerdote recordó que la posición de la Sede Apostólica es contraria a la pena de muerte y auguró que la sentencia, supuestamente prevista para mañana 3 de noviembre, no sea ejecutada.
Explicó que carece de informaciones confiables respecto de la condena, la cual debería llevarse a cabo en las próximas horas, según el Comité Internacional contra la Lapidación, grupo activista con sede en Alemania.
Según ese organismo, las autoridades de Teherán dieron el visto bueno a la prisión de Tabriz para ejecutar a Sakinehen en la horca, pena que es aplicada a los responsables de homicidio.
Originalmente la mujer, de 43 años y madre de dos hijos, debió ser lapidada porque el tribunal la encontró culpable de adulterio, pero gracias a la presión internacional el gobierno de Irán frenó la muerte y pidió revisar el caso.
Bajo la ley islámica, que está en vigor desde la revolución islámica de 1979, el asesinato se castiga con la horca y el adulterio con la lapidación.
El presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad esquivó las preguntas sobre el caso durante la asamblea general de la ONU en septiembre pasado, y afirmó que todo era invento de los medios occidentales hostiles y llamó a Estados Unidos hipócrita por su historial de ejecuciones.