De acuerdo con Unicef Argentina, 15 por ciento de los bebés que nacen anualmente en el país tienen madres adolescentes, es decir menores de 20 años, un indicador que se ha mantenido estable en las últimas dos décadas.
Esto significa, según los últimos datos disponibles del Ministerio de Salud, que en 2014 más de 117 mil adolescentes fueron madres, aunque hay significativas diferencias por región.
Algunas de las provincias más pobres de Argentina, como Chaco, Misiones y Salta, registran tasas de embarazo adolescente que superan el promedio nacional, ya que van del 20.9 al 23.5 por ciento.
El caso más extremo, sin embargo, es Formosa, una provincia ubicada en el norte del país que casi duplica los indicadores nacionales, ya que alcanza el 28.3 por ciento.
Al realizar el año pasado una campaña para prevenir el embarazo adolescente, Unicef Argentina advirtió que en este país cada 10 minutos una adolescente da a luz.
El problema se agrava porque cada año alrededor de tres mil menores de 15 años se convierten en madres cuando aun son casi niñas y en su inmensa mayoría no planearon embarazos que, en muchos casos, fueron productos de una violación.
Uno de los primeros impactos es que las adolescentes dejan de estudiar para cuidar a sus hijos, lo que se traduce en que sólo el 35 por ciento logre terminar la educación primaria.
También se exponen a abortos ilegales e inseguros, o a escaso acceso al mercado laboral debido a que difícilmente logran altos niveles de preparación y a que ser madre sigue siendo considerada una limitación para los empleadores.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha advertido que las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre las jóvenes de 15 a 19 años en todo el mundo.
Además cada año alrededor de tres millones de jóvenes de 15 a 19 años se someten a abortos peligrosos, a lo que se suma el hecho de que los bebés de madres adolescentes se enfrentan a un mayor riesgo de morir que los nacidos de mujeres de 20 a 24 años.