En Argentina anualmente se realizan las “paritarias”, es decir, acuerdos entre gobierno, empresarios y trabajadores que determinan las alzas de los salarios, que deberían ser acordes con la inflación.
La semana pasada, el ministro del Trabajo, Jorge Triaca, armó un revuelo al advertir que el incremento sería a lo sumo, del 25 por ciento, lo que de inmediato fue impugnado por dirigentes sindicales que exigieron que no se marcaran límites.
El problema para Macri es que sus promesas de gobierno provocaron que, incluso antes de asumir, comenzara una incesante y ascendente inflación que ha elevado de manera abrupta los costos de vida en todos los sectores.
De hecho, el alto nivel de inflación fue factor fundamental de la derrota del kirchnerismo y la victoria de Macri en las elecciones presidenciales, ya que el gobierno anterior jamás quiso reconocer que había una tasa anual de entre el 25 y el 30 por ciento.
Pero si el kirchnerismo dibujaba los datos de la inflación, el macrismo ha optado directamente por esconderlos y aunque calcula que oscilará entre el 20 y el 25 por ciento para este año, no dará cifras oficiales hasta que reorganice el organismo nacional de estadísticas.
Sin ese indicador, los sindicalistas se aprestan a calcular sus propias necesidades de aumento, lo que contrasta con la campaña que llevan a cabo el presidente y sus funcionarios para chantajear a los trabajadores a fin de que elijan entre alzas salariales o permanencia en el trabajo.
“Es mejor ganar un poco menos pero estar ocupado”, explicó en una entrevista con el diario Río Negro el economista Orlando Ferreres, en un resumen de la estrategia discursiva del oficialismo.
Macri, en tanto, señaló durante el fin de semana que esperaba que “en todos haya la prudencia de entender este año de transición” para no presionar al gobierno con incrementos imposibles.
Las negociaciones públicas con los gremios comenzarán este mes, pero mientras tanto el presidente ya mantuvo un encuentro secreto con Hugo Moyano, uno de los líderes sindicales más influyentes del país sudamericano.
De acuerdo con versiones periodísticas, Macri le pidió ayuda a Moyano para que los trabajadores acepten incrementos salariales menores al 30 por ciento, y a cambio eliminará un impuesto al salario, incrementará programas sociales y otorgará fondos especiales a los sindicatos.