"La eurozona sin Chipre y Grecia sería una amputación del sudeste de Europa", dijo el político de izquierdas en Nicosia, tras un encuentro con el presidente chipriota, Nikos Anastasiades.
Los dos países son un factor de estabilidad en la zona oriental del Mediterráneo pese a los actuales problemas financieros. Europa necesita "hoy más que nunca" crecimiento, añadió.
Por otra parte, aclaró que Grecia no está esperando recibir un crédito por parte de Rusia. Al ser interrogado sobre si Atenas lo tiene previsto o lo ha solicitado, Tsipras respondió: "En este momento esa no es una posibilidad". El "único y exclusivo objetivo" de Grecia es cerrar con éxito las negociaciones con sus socios, aseguró.
El mandatario griego pidió además que se sustituya a la troika de acreedores compuesta por el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea. "Sería un gesto maduro y necesario para el desarrollo de Europa", apuntó.
Desde Bruselas, el portavoz de la Comisión no entró en detalles sobre el programa de rescate de Grecia o sobre un posible desmantelamiento de la troika. "Estamos esperando para escuchar los puntos de vista del gobierno griego (...) No entraré en nigún tipo de especulación antes de alcanzar un entendimiento global", dijo Margaritis Schinas. El portavoz recordó además que cualquier decisión sobre el rescate a Grecia debe tomarse por "acuerdo unánime" de los 19 países de la zona euro.
El gobierno alemán, por su parte, subrayó hoy su apoyo a la "troika" de acreedores que controla los programas de ayuda europeos, después de que el Ejecutivo griego anunciara que dejará de cooperar con el grupo.
"No hay motivo para abandonar este mecanismo garantizado" ni indicios de que la Comisión Europea tome en cuenta la posibilidad de distanciarse de él, señaló en Berlín la viceportavoz del gobierno de Angela Merkel, Christiane Wirtz.
En lo que respecta a la crisis en Ucrania, tanto Chipre como Grecia están dispuestas a mediar por la paz, explicó Tsipras. Los dos países aprovecharán sus buenas relaciones con Moscú "para que se tienda el necesario puente entre Europa y Rusia".
La transformación del conflicto en el este de Ucrania en una guerra económica "no tendrá ningún buen resultado para los pueblos de Europa", añadió.
La visita de Tsipras es la primera que hace al extranjero tras su nombramiento y forma parte de una gira que lo llevará luego a Roma, París y Bruselas para tratar de recabar apoyo a su nuevo programa económico. Tanto Atenas como Nicosia han tenido que llevar adelante duras medidas de austeridad a cambio de los millonarios préstamos recibidos de la Unión Europea (UE).
A diferencia de Tsipras, el conservador presidente Anastasiades ha prometido cumplir con los términos de los acreedores. Los grandes ahorradores del Banco de Chipre y del Laiki Bank tuvieron que aceptar considerables pérdidas como condición para que el país recibiera un rescate de 10.000 millones de euros (11.300 millones de dólares).
Tsipras viaja a la vez que su ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, quien llegó hoy a Londres para reunirse con su homólogo británico, George Osborne. Su objetivo, al igual que el de Tsipras, es conseguir flexibilizar los términos del rescate griego, de 240.000 millones de euros.
Ante la visita de Varoufakis, el gobierno de David Cameron, que no forma parte de la zona euro, instó hoy a Grecia a cumplir las condiciones del programa de rescate. "No ha cambiado la postura por la que se espera que todos los países cumplan con sus obligaciones internacinoales", dijo un portavoz del Cameron.
Osborne explicó que sus planes eran discutir con Varoufakis "la estabilidad de la economía europea y como impulsar su crecimiento".
Durante una escala en París el domingo, Varoufakis aseguró que su país no aceptará más ayuda bajo las actuales condiciones y que espera poder cerrar un nuevo acuerdo a más tardar hasta finales de mayo.
Syriza, el partido de Tsipras, ganó las elecciones del 25 de enero en Grecia con la promesa de conseguir una condonación parcial de la deuda griega. Aunque parte de las cargas ya fueron perdonadas en 2012, el país aún debe unos 315.000 millones de euros, un 175 por ciento de su PIB.