"A partir del 1 de enero de 2015 la única fuente de órganos humanos en China será la donación voluntaria por parte de los ciudadanos después de la muerte", afirmó el director del Comité Nacional de Donación de Órganos, el doctor Huang Jiefu, citado por el diario "Yunnan Xinxi Bao".
Los hospitales, médicos y personas a los que se descubra distribuyendo y trasplantando órganos de prisioneros serán "castigados duramente", afirmó Huang, ex vicedirector del Minsterio de Sanidad.
Según Huang, los prisioneros sentenciados a muerte también son ciudadanos y deberían poder decidir si donan sus órganos.
Según cifras oficiales, cada año se llevan a cabo 10.000 trasplantes legales de órganos en China continental, mientras que 300.000 pacientes aguardan en las listas de espera. Grupos defensores de los derechos humanos han condenado que en China se permitiese la extracción de órganos a los prisioneros ejecutados sin contar con su consentimiento previo, convirtiéndose esta en su principal fuente de órganos.
Los grupos de defensa de los derechos humanos saludaron el anuncio pero expresaron algunas reservas.
"Son buenas noticias, pero tenemos que ser cuidadosos con el anuncio", afirmó la investigadora para China de Human Rights Watch, Maya Wang. "Debido a la escasez de órganos, los enormes beneficios de la compra y venta de órganos, la corrupción entre los funcionarios y el sistema opaco de las penas de muerte, puede que la práctica del uso de órganos de prisioneros no termine tan pronto", advirtió Wang a dpa.
Según informó el Ministerio de Sanidad el año pasado, el plan elaborado por el gobierno en 2010 para la eliminación gradual del trasplante de órganos de prisioneros ejecutados se vio dificultado por la falta de donantes, en parte debido a las creencias tradicionales y a las reticencias de los responsables de sanidad a unirse al sistema nacional de donaciones. (DPA)