El economista Miguel Velarde, explicó en entrevista al periódico El Universal de Venezuela, que los tres términos son cosas absolutamente diferentes, porque la refinanciación es pedirle prestado a otro para pagarle al que ya se le debe.
Mientras que la renegociación es dialogar con el acreedor para llegar a un acuerdo de cómo pagar la deuda, y la restructuración es declarar que ya no se va a pagar el pasivo para negociar qué se hará de ahora en adelante.
La deuda externa total de Venezuela, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) supera los 130 mil millones de dólares.
El mandatario Nicolás Maduro ha afirmado que su gobierno cumplirá con todos los pagos y que los rumores de incumplimiento son parte de una campaña en su contra.
Ante el anuncio del vicepresidente Tareck El Aissami, quien convocó a todos los tenedores de bonos nacionales e internacionales para negociar la creación de mecanismos que garanticen el cumplimiento de los pagos, Velarde considera que si el gobierno no llega a un acuerdo con todos los acreedores podría entrar en default.
El default se produce cuando un deudor deja de realizar los pagos correspondientes a su acreedor. De esta manera, el deudor cae en la cesación de pagos o default.
“Es una situación muy compleja que el gobierno ha intentado evitar desde hace muchos años, que prefería pagar la deuda, incluso reduciendo importación de alimentos, medicina, que se necesitaban, porque es una situación delicada”, comentó el economista.
Destacó que este escenario es complicado porque Venezuela es un país exportador de petróleo y la empresa más importante que trae ingresos en divisas al país es Pdvsa.
De entrar en conflicto con los acreedores estos podrían interponer algún tipo de recurso internacional legal, que podría afectar los bienes de la compañía en el extranjero, como refinerías y compañías.
“El miedo es que caigan sobre los activos de Pdvsa que están fuera de las fronteras y eso puede tener consecuencias fuertes en la empresa”, pues además, quienes compran crudo venezolano pueden preocuparse y optar por comprar petróleo a alguien más, lo que haría que se reduzcan los ingresos al país.
Velarde señaló que en economía y en el mundo financiero, la confianza es una variable fundamental.
Llos que se van a sentar a negociar la deuda son los mismos que han llevado las cosas a esta situación, además de eso está el tema de que algunos de ellos están sancionados por el gobierno de Estados Unidos, como el vicepresidente El Aissami y el ministro de Economía y Finanzas, Simón Zerpa.
“Hace el escenario más complejo porque tienen que sentarse a negociar con bancos en cuya directiva hay ciudadanos y empresas estadunidenses…hay que ver si esos actores están dispuestos a sentarse a negociar con gente que tiene sanciones de Estados Unidos", declaró.
El presidente Donald Trump emitió en agosto una orden ejecutiva que prohíbe a ciudadanos estadunidenses realizar transacciones de financiamiento de deuda y capital con el gobierno venezolano y con Pdvsa.
Algunas posibles acciones que proponga el Ejecutivo a los acreedores no podrán realizarse, además algunos quizás no las acepten, comentó.
Por otra parte, para Velarde llama la atención que el gobierno decidió pagar la deuda de los bonos de 2017 si aún no han empezado las negociaciones.
Pudieron ahorrarse ese dinero, pero podría ser que como esta deuda está relacionada con Pdvsa, buscan dejar a la compañía fuera de la reestructuración, debido a la importancia que tienen los activos fuera de las fronteras venezolanas.
Este viernes, Pdvsa realizó las transferencias correspondientes al pago del bono 2017 por mil 169 millones de dólares a las cuentas del banco J.P. Morgan.
El economista pronosticó que a corto plazo el país va a disponer de un poco más de dinero, porque en vez de estar pagando la deuda tendrá efectivo para invertir en otras cosas. “Esperemos que pueda traducirse en algo más de alimentos, de medicinas, a cortísimo plazo”, indicó.
Sin embargo, subrayó que en una situación económica tan inestable como la que atraviesa Venezuela, las consecuencias de la renegociación de la deuda se traducirán inevitablemente en crecimiento de la crisis, más inflación, escasez, menos confianza y más inestabilidad.