"No reconozco ninguna de las infamias por las que estoy perseguido desde hace seis años", aseguró Sarkozy en su primera declaración en el juicio, poco después de que la presidenta del tribunal enumerara sus cargos.
El juicio comenzó con una semana de retraso por los problemas de salud de otro de los acusados, el exmagistrado Gilbert Azibert, que por vez primera se presentó ante el tribunal después de que este rechazara el pasado jueves su demanda para aplazarlo.
Sarkozy, que se sienta en el banquillo de los acusados junto a su abogado de toda la vida Thierry Herzog y a Azibert, fue el único de los imputados que se pronunció tras la lectura de los cargos.
El expresidente está acusado de corrupción y tráfico de influencias por haber prometido en 2014 favores a Azibert a cambio de que éste -entonces magistrado del Supremo- intercediera a su favor en otra causa, el llamado "caso Bettencourt", sobre la financiación de su campaña presidencial de 2007.
Tras la intervención de Sarkozy, su letrada en este proceso, Jacqueline Laffont, tomó la palabra para solicitar la anulación del juicio porque en su opinión se cometieron irregularidades durante la instrucción que dificultaron su derecho de defensa.
En concreto, la abogada aseguró que la Fiscalía Nacional Financiera no les informó de la investigación preliminar abierta por estos hechos de corrupción y tráfico de influencias.
Laffont criticó, además, que esos hechos, revelados por las escuchas ordenadas por la justicia en una tercera investigación, la de financiación de la campaña de Sarkozy con dinero del régimen libio de Muamar Gadafi, no se adjuntaran a la primera investigación.
La letrada fue desgranando algunas de las que ella considera irregularidades de la instrucción, mientras el expresidente asentía con la cabeza.
Según la abogada, la Fiscalía "hizo todo lo posible para implicar" a su cliente, aunque con ello "pisoteara algunos de los principios fundamentales" de la defensa.
Acusó a los instructores de haberles dado "respuestas falsas" para ocultar elementos de la investigación, lo que "supone una mancha en la aplicación de la justicia que afecta a toda la instrucción".
En la misma línea se pronunciaron los abogados de Herzog, Hervé Temime, y de Azibert, Dominique Allegrini, mientras que el decano del colegio de abogados de París subrayó que las escuchas entre un letrado y su cliente están protegidas por el secreto profesional.
La Fiscalía, por su parte, se opuso a la demanda de nulidad, recordó que el Supremo ya se pronunció sobre la validez de las escuchas y pidió que prosiga el caso. La presidenta del tribunal suspendió la sesión hasta este martes, cuando está previsto que se pronuncie sobre la demanda de nulidad de las defensas.