En su análisis anual de la economía estadounidense, conocido como título IV, el Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que este año el PIB estadounidense se contraerá un 2.6 por ciento, mientras que en 2010 registrará un leve aumento del 0.8 por ciento.
Para este año prevé una tasa de desempleo del 9.3 por ciento, que se elevará al 10.1 por ciento el año próximo, mientras que calcula que la inflación quedará en un -0.3 por ciento este año y en 2010 se situará en el 1.4 por ciento.
El FMI considera que, tras la grave situación de finales del año pasado, "la combinación de un estímulo macroeconómico de enormes proporciones y una intervención a gran escala en los mercados financieros comenzó a estabilizar la situación financiera y económica".
En febrero se aprobó un plan de estímulo económico de 787 mil millones de dólares, superior al 5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
La actividad económica "continúa debilitada" y las condiciones financieras "siguen presentando cierta tensión", según el FMI, que considera que estas tensiones frenarán la inversión y, sumadas a los efectos del aumento del desempleo y la caída de los precios de la vivienda, "también el consumo".
Además, augura, las perspectivas de crecimiento de los socios comerciales de Estados Unidos se mantienen limitadas, lo que restringirá las exportaciones.
A medio plazo, uno de los principales desafíos será diseñar estrategias de salida para retirar gradualmente las medidas que apuntalaron el sistema financiero y el estímulo extraordinario de política monetario.
A largo plazo, los retos abarcan el corregir las deficiencias de los mecanismos de supervisión y regulación financieras que posibilitaron la crisis actual, estabilizar las finanzas públicas y hacer frente a un contexto de aumento de los ahorros y crecimiento más lento.
En su análisis, los directores del FMI elogian las medidas adoptadas por el gobierno de Barack Obama para contener la crisis.
"Como resultado de las medidas de política macroeconómica cada vez más amplias y contundentes, la fuerte caída del producto económico parece estar llegando a su fin y se ha fortalecido la confianza en la estabilidad económica", sostienen.
Pese a ello, dado que persisten las grandes presiones financieras, "cabe esperar que la recuperación sea paulatina", opinaron.
El crecimiento potencial, advierte el FMI, podría mantenerse "muy por debajo" de las tendencias anteriores durante un periodo considerable.
Una cuestión en la que el FMI hace hincapié es, dado el aumento de la deuda pública en los años venideros para afrontar la crisis, la necesidad de una "ambiciosa consolidación fiscal a medio plazo" para garantizar la sostenibilidad.
En este sentido, lanzaron un capote al gobierno de Obama, que ha hecho de la reforma sanitaria una de sus grandes prioridades legislativas.
Uno de los argumentos que emplea la administración es el fuerte aumento de los costes médicos, que representan una buena parte del gasto público.
El FMI se muestra de acuerdo y asegura que "resolver el aumento vertiginoso del coste de las prestaciones obligatorias constituye el reto fundamental a medio plazo".
También hicieron hincapié en que la reforma definitiva deberá incluir "medidas sustanciales para reducir los costes de atención de la salud a largo plazo, al tiempo que se procura mantener la neutralidad presupuestaria a corto plazo".