Su anuncio se produce días después de que Moody's despojara este lunes al país del sobresaliente, por lo que de las tres grandes agencias de notación ya solamente queda Fitch por tomar una decisión similar.
S&P degradó en enero la nota de Francia hasta AA+ a largo plazo y hasta A-1+ a corto, y hoy confirmó esa consideración pero alertó de que si se acentúa el deterioro de las perspectivas de crecimiento económico o no mejora la situación del mercado laboral y del sector servicios la pondrá en situación de ser rebajada.
La posibilidad de que se deterioren "significativamente" las condiciones de financiación exterior y de que el aumento del riesgo económico y financiero de la zona del euro obligue al país a ampliar sus compromisos son otras de las condiciones que le llevarían a apretar la soga.
En línea con lo afirmado cuando Moody's excluyó a Francia del círculo de privilegiados que mantienen la triple A, el ministro francés de Economía, Pierre Moscovici, reiteró hoy el compromiso de su Ejecutivo en la aplicación de las medidas aprobadas para ganar competitividad.
Moscovici había confirmado esta semana el objetivo de reducir el déficit en 2013 al 3 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), frente al 4.5 por ciento programado para el presente ejercicio, y prefirió centrarse en los aspectos positivos destacados por el comunicado.
"Tal y como lo reconoce S&P -según indicó- Francia es un país sólido que dispone de una economía rica, diversificada y resistente. La deuda francesa es una de las más líquidas y seguras de la zona euro y se beneficia en la actualidad de tasas históricamente bajas, prueba de la confianza reafirmada de los inversores".
La agencia reconoció hoy, de hecho, la determinación del Ejecutivo para llevar a cabo reformas presupuestarias y estructurales, apoyándose en las medidas ya anunciadas, para reforzar el potencial del crecimiento económico.
Asimismo, destacó que dichos planes "de envergadura" apoyarán la estrategia de consolidación presupuestaria y mejorarán las perspectivas de crecimiento, que para 2013 S&P situó en un 0,4 por ciento.
Pero más allá del apoyo, constató que la economía gala se ha visto erosionada por la rigidez estructural del mercado laboral, una competencia "relativamente limitada" en ciertos ámbitos del sector servicios y una fiscalidad elevada, y advirtió de que se requieren reformas "más profundas" para que el barco siga navegando hacia buen puerto.
S&P alerta por ejemplo de que el peso de la fiscalidad, de más del 46 por ciento del PIB en el periodo 2012-2015, sigue siendo "muy elevado" en comparación con otras economías avanzadas, y apunta igualmente que según sus cálculos el gasto público será superior al 56 por ciento del PIB en esas mismas fechas, "uno de los más elevados de la eurozona".
El Gobierno, consciente de la necesidad de apretar el acelerador, recibió esta semana en dos ocasiones al conjunto de organizaciones sindicales y de representes de trabajadores para escuchar sus expectativas sobre la aplicación del pacto de competitividad, que prevé una rebaja de las cotizaciones patronale
El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, expresó en esos encuentros su deseo de que el crédito fiscal se ponga en marcha "muy rápidamente", con enmiendas a los presupuestos modificados de 2012, y de que una segunda ley a principios de 2013 defina las contrapartidas ligadas al uso de ese crédito.
Y Moscovici, en un nuevo intento por despejar las dudas que persisten sobre la capacidad del país para reducir su déficit de aquí a 2017, insistió hoy en la resolución del Gobierno "para llevar a término las ambiciosas reformas en curso y mantener la recuperación de la economía francesa".
