Con motivo del debate sobre la posibilidad de que las grandes fortunas contribuyan activamente a sanear las economías más castigadas de la zona del euro, el rotativo revela que el propio ministro federal de Finanzas, Wolfgang Schäuble, considera "un modelo interesante" buscar opciones para que los ricos hagan su aportación a la resolución de la crisis.
La discusión en Alemania tiene su origen en las propuestas presentadas por el Instituto Alemán de Estudios Económicos (DIW) de Berlín para que los más adinerados contribuyan a resolver la crisis de la zona del euro, entre ellas la de la compra forzosa de deuda pública.
"Precisamente en los países en crisis, ese tipo de instrumentos son una opción razonable para que las fortunas privadas, en parte muy concentradas, hagan su aportación a la refinanciación del Estado", señalaba el DIW.
"Dependiendo de los progresos en la consolidación del Estado esa deuda se podrá devolver más adelante con sus intereses", según el DIW, que propone también como alternativa un impuesto temporal que grave las grandes fortunas.
En unas declaraciones al SZ, el gerente de la empresa administradora de grandes fortunas Assenagon, Jochen Felsenheimer, comenta que "la reacción lógica de los ricos es económicamente equivocada" ante la opción de que se vean obligados a contribuir de alguna manera a resolver la crisis.
Añade que "en las últimas décadas se ha transferido bienestar a costa de todos a unos pocos" y por ello la crisis del euro no es una crisis de la deuda en el sentido clásico, en la que se cuestiona la capacidad de pago de una economía debido a su bajo rendimiento.
Se trata más bien de una crisis de reparto entre las distintas economías, pero más aún entre personas privadas y el sector público de cada Estado, advierte Felsenheimer, quien considera que estos aspectos no han sido contemplados con suficiente atención hasta ahora.
A su juicio, la solución de la crisis del euro debe tener en cuenta también reducir el abismo entre ricos y pobres, que siempre precede a una crisis, lo que no solo ayuda al Estado sino que es justo.
"Estamos viendo a la vez riqueza privada y miseria pública", comenta por su parte en SZ el economista jefe del instituto financiero Commerzbank, Jörg Krämer, quien pone como ejemplo el caso de Italia, donde los hogares privados acumulan una fortuna del 175% del PIB, mientras la deuda estatal se eleva al 120%.
Agrega que si los italianos tuviesen que pagar un 15% de impuestos patrimoniales sus fortunas bajarían al 150% del PIB, pero a la vez el Estado conseguiría reducir su deuda por debajo del crítico 100%.
"No comprendo como no se lleva a cabo", afirma Krämer, para quien "Italia necesita señales claras y su proceso de reformas languidece pese a que su jefe de Gobierno, Mario Monti, se deja festejar como el gran reformista".
Sin embargo, el director del instituto de estudios económicos de Hamburgo HWWI, Thomas Straubhaar, considera que forzar a los ricos a comprar deuda del Estado o gravar sus fortunas con tasas extraordinarias son medidas difícilmente aplicables.
Straubhaar es partidario de optimizar la recaudación de impuestos, cerrando todos los huecos a los adinerados, e introducir un sistema impositivo progresivo que grave en mayor medida a los fuertes con mayores ingresos que a los débiles.