Las recientes críticas a la calidad de las aguas del río de la vigente campeona olímpica de aguas abiertas, la brasileña Ana Marcela Cunha, y la anulación en agosto pasado de dos pruebas de la Copa del Mundo de aguas abiertas por problemas de contaminación fecal hicieron temer el peor escenario: una eventual suspensión del triatlón y de la prueba de aguas abiertas (10 kilómetros).
Sin embargo, las autoridades implicadas en los JJ.OO. han insistido en que el río estará a la altura, gracias a una serie de instalaciones construidas en los últimos años, la última un enorme depósito de aguas sucias de 30 metros de profundidad y unos 50,000 metros cúbicos de capacidad junto a la estación ferroviaria de Austerlitz, en pleno centro de París,
El gigantesco colector, que se inaugurará próximamente, recuperará el agua sucia que desborda de las alcantarillas cuando llueve de forma torrencial para que no acabe contaminando el Sena.
"Se trata de una obra magna que servirá para reducir el vertido de agua sucia en el Sena, pero si hay lluvias excepcionalmente altas, como las del pasado verano, lo que hemos puesto en marcha no puede dar garantías totales", declaró durante una visita a las instalaciones el concejal del Ayuntamiento de París Antoine Guillou, responsable de la limpieza, los residuos y el saneamiento de la ciudad.
Según el edil, las precipitaciones que forzaron el desbordamiento del alcantarillado y la anulación de las pruebas del pasado verano por el hallazgo de bacterias de origen fecal fueron "las más abundantes en 30 o 40 años".
Por parte del COI, la confianza es absoluta. En una entrevista al canal RMC, su director ejecutivo encargado de los JJ.OO., Christophe Dubi, pronosticó que la calidad del agua será "sin duda alguna, ampliamente suficiente".
Dubi prometió darse una zambullida en el río parisino, en el que está prohibido bañarse desde 1923, pero que, de acuerdo con el Ayuntamiento, será posible hacerlo a partir de 2025.
"Hoy hay un dispositivo que prácticamente está finalizado, con unas inversiones que permitirán tratar las aguas de la lluvia con más eficacia", apuntó Dubi, en alusión al depósito de aguas de Austerlitz.
El responsable de esta obra, Samuel Colin-Canivez, ha aclarado que por sí sola no solucionará todos los problemas, pues "es un ladrillo más en el edificio de la limpieza del Sena".
Colin-Canivez apuntó que las ciudades vecinas de París por las que transita el Sena han de hacer también sus deberes y mantener una red de saneamiento correcta, después de que otras obras realizadas en los últimos años en la capital y otras poblaciones de su periferia han ido mejorando la depuración de las aguas residuales.
Limpiar el Sena desde hace 40 años
A una decena de kilómetros al noroeste de la parte olímpica del Sena, que transita entre los puentes de Alejandro III y de los Inválidos, se sitúan los Altos del Sena.
En esta zona que abarca una treintena de kilómetros entre Issy-Les-Moulineaux y Rueil Malmaison, hay dos catamaranes que limpian las orillas y el agua desde hace 40 años.
Los barcos Silure y Belenos, que trabajan para el Departamento de los Altos del Sena, han sido testigos de la mutación de la contaminación.
"La calidad del agua ha mejorado claramente y se han llegado a recuperar decenas de especies acuáticas", asegura a EFE Rémy Delorme, capitán del Silure. "Sin embargo -alerta-, las orillas están cada vez más contaminadas".
Delorme calcula que estos barcos recolectan, con la ayuda de palas mecánicas, hasta 300 toneladas de residuos al año.
Siguiendo la evolución de las costumbres sociales, ha aumentado mucho la recogida de patinetes y bicicletas -remarca Delorme-, lo mismo que los desechos de obras privadas, procedentes de los propietarios que aprovecharon el confinamiento del covid para realizar trabajos en sus casas.