Organizado por la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el foro participaron los académicos de esta casa de estudios Julio Muñoz Rubio, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades; Elena Álvarez Buylla, del Instituto de Ecología; Javier Flores, de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia; Francisco Bolívar Zapata, del Instituto de Biotecnología; y Rosaura Ruiz, de la Facultad de Ciencias.
En un comunicado de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) se informó que existen dos posturas en torno a los transgénicos: una que está de acuerdo con el desarrollo de los transgénicos porque afirman que no provocan daños, y otra, opuesta, que esta tecnología resulta dañina y peligrosa en términos de bioseguridad.
En la mesa de debate, la académica Rosaura Ruiz afirmó que “lo que vimos hoy es que hay posiciones que son irreconciliables; esto ha ocurrido en la historia de la ciencia, es totalmente normal, los científicos así son, buscan evidencias para argumentar sus ideas, y así va a seguir siendo. Quien da la objetividad de la ciencia no es el científico individual, es la comunidad científica”.
La investigadora de la máxima casa de estudios señaló que el tema alrededor de los transgénicos, tendrá que seguir debatiéndose y la investigación científica deberá continuar para saber qué tanta razón hay en un lado y en el otro.
Francisco Bolívar Zapata se refirió al contenido del libro “Transgénicos. Grandes beneficios, ausencia de daños y mitos”, publicado por el Comité de Biotecnología de la AMC, y entre los argumentos que defendió fue el de “la inexistente evidencia científica relevante de daño documentado a la salud, al medio ambiente y a la diversidad por el consumo y el uso de cultivares transgénicos y sus productos”.
En cambio, dijo, los insecticidas químicos que sí dañan la salud y contaminan el ambiente, se siguen usando en muchos lugares del país para eliminar las plagas de insectos, cuando ya se cuenta con plantas transgénicas para dejar de usar esos contaminantes químicos.
Dijo que los científicos a favor de los transgénicos no pretenden sustituir cultivos de maíz, sino sumar experiencias y hacer uso de tecnologías de manera responsable para contender con las grandes demandas, injusticias y problemas que enfrenta el país.
Julio Muñoz basó comentó que “la falta de evidencia científica no significa inocuidad de los transgénicos” y expuso que los títulos académicos, premios y demás reconocimientos “no deben usarse para cerrar la discusión” sobre el tema.
Después, Álvarez Buylla presentó sus argumentos y sostuvo que resulta imposible la coexistencia entre maíz transgénico y no transgénico sin contaminación. Por ello, consideró “imprescindible mantener la prohibición de siembra de maíz transgénico en México”.
Javier Flores sostuvo que es indispensable favorecer y acrecentar la investigación científica y tecnológica sobre los organismos genéticamente modificados para resolver preguntas controversiales como: ¿Hay daños a la salud por el consumo de transgénicos?, ¿Hay daños al medio ambiente por la dispersión de transgenes? y ¿Han aumentado realmente los rendimientos agrícolas con los cultivos transgénicos?.
Flores añadió que la evidencia científica tiene que ser el criterio que puede permitir actuar como sociedad frente a estas decisiones, y que los transgénicos son una posibilidad para enfrentar los retos que hoy en día se tienen y que se irán agravando.
Con la sesión de preguntas y respuestas se llegó al debate y en éste se mantuvieron las posiciones antagónicas. Rosaura Ruiz expuso a manera de conclusión que es el grupo que está en desacuerdo con los cultivos transgénicos, el que tiene que demostrar el supuesto daño que hacen los organismos genéticamente modificados, y esto “no lo digo yo, así ha sido, así se ha hecho, en la historia de la ciencia”.
“No es un tema que se pueda votar o decidir sencillamente y en la ciencia, siempre ha habido posiciones encontradas en diferentes temas y muchas veces se han resuelto uniendo las dos posiciones”, agregó.